Natalia de Molina es Belén en Vivir es fácil con los ojos cerrados, la película de David Trueba estrenada ayer, jueves (como el resto de las de la semana). Es su primer papel importante en un largometraje, el de una mujer andaluza y muy joven, igual que ella, pero ya desengañada y que lucha por decidir su futuro sin que nadie le marque la ruta.

-¿Ha nacido una estrella?

-Ojalá. Ojalá que tenga una larga carrera.

-¿Cómo ha afrontado el estreno?

-Con muchas ganas y un poquito nerviosa. Ya habíamos hecho algunos preestrenos y la gente salió muy satisfecha, igual que en San Sebastián, donde la acogida fue maravillosa. Es una película muy positiva, muy bonita, de la que sales con una sonrisa en la boca, y yo creo que le gustará a todo el mundo.

-¿Qué dice la película y qué dice usted en ella?

-¡Uf, tantas cosas...! Habla de cómo en una época de oscuridad hay gente que encuentra la luz: siempre que hay una sombra, es porque detrás hay una luz. Habla y hablo de la lucha por la libertad, por lo que uno quiere y sueña, y de cómo los cambios empiezan por uno mismo.

-Encaja. El propio David Trueba ha dicho que la libertad está dentro de uno, no en banderas ni cosas semejantes...

-Claro, la libertad va unida a la felicidad, que empieza por lograrse en uno mismo. Si todos hiciéramos eso, las cosas cambiarían. De hecho, los personajes de la película son gente anónima, y fue mucha gente como esa la que hizo que finalmente España cambiara.

-¿Cómo llega usted a este trabajo?

-Haciendo un casting. Llegué casi al final. Lo curioso es que yo soy andaluza, pero hice la prueba en castellano, que es lo que me piden siempre. Y David Trueba se lamentó, porque dijo que yo le gustaba mucho, pero que necesitaba una andaluza. Pero antes de la prueba nos habían presentado y él notó en mí un deje raro. Pidió que preguntaran de dónde soy, y cuando supo que era de Linares (Jaén), y criada en Granada, me hicieron una segunda prueba en andaluz. Gracias a eso he podido hacer la película.

-Además de la historia principal, en la película hay otras, y alguna tiene que ver precisamente con eso, con la mezcla de gente de distintos lugares (manchegos, andaluces, catalanes...), diferentes acentos... Y, curiosamente, el personaje más difícil de entender es un andaluz.

-Hombre, la película, aunque está ambientada en 1966, tiene mucho que ver con la actualidad. Y David no hace las cosas porque sí. Creo que ahí se refleja también, incluso con un cierto tono crítico en algunos aspectos, la riqueza cultural de España.

-Dentro de su tono amable, también dispara contra el autoritarismo y la intransigencia.

-Sí, hay varios niveles de lectura. Aunque los protagonistas son gente normal, que en aquella época hacía ciertas cosas, como pegar a los alumnos en el colegio, sin pensar que eran malas. Es ahora cuando nos cuestionamos todo eso.

-Hay más contactos con la actualidad en Vivir es fácil... Algunos premeditados y serios, como la defensa de los maestros, y también alguno casual, como la triste coincidencia del estreno con la muerte de Manolo Escobar, que tiene su momento en la película.

-Sí, una pena. Nunca se pensó en que la muerte de Manolo Escobar iba a suceder justamente ahora. En cuanto a lo otro, sí, el profesor de la película creo que es un guiño de David a esa gente en unos momentos tan difíciles; un guiño a los profesores vocacionales y a ese tipo de enseñanza que te ayuda a crecer.

-¿Cómo encaró el papel y cómo se ve a sí misma como actriz?

-La verdad es que cuando recibí la llamada diciéndome que yo iba a hacer ese papel, no me lo creía, pensaba que al día siguiente me llamarían de nuevo para decirme que todo había sido un error. Pero luego recibí el guión y me puse a llorar como una loca. Y me entró un poco de miedo, porque llevaba muchísimo tiempo luchando, pero no tenía ninguna experiencia en algo tan grande...

-Muchísimo tiempo tampoco puede llevar...

-Bueno, llevo desde los 17 años haciendo pruebas y ahora tengo 23.

-Una eternidad...

-(Ríe) Y siempre me habían dicho que no, hasta ahora. Tenía un poco de miedo al ser el proyecto tan grande, con gente tan profesional... Claro, a la vez tenía muchas ganas y mucha ilusión por la oportunidad que me daban, y esas ganas y esa ilusión me dieron confianza en mí misma y los miedos no me superaron.

-¿Por qué le decían que no?

-No lo sé, porque no daba el perfil... He llegado muchas veces al final de los castings, pero siempre me quedaba ahí, a las puertas...

-¿Cómo reacciona ante el fracaso?

-Siempre he pensado que, si me decían que no, era porque me esperaba algo mejor. Es duro aspirar a algo y que te digan que no; pero rendirse, nunca.

-Después de verla en Vivir es fácil con los ojos cerrados

-Sí, David no quería que esa fuera una escena de amor, sino de una mujer que, a pesar de ser muy joven, está muy desengañada de la vida y le da una lección a un jovencito más ingenuo [Francesc Colomer].

-¿Está cómoda en esa faceta?

-Me lo paso muy bien. Hice un papel secundario, pequeñito, en otra película, que creo que también se estrenará este año...

-Temporal.

-Sí, Temporal. Ahí hago de mala malísima, un papel que es todo lo contrario a mí, que me dicen que, de buena, soy tonta. Pero a mí me encanta hacer cosas que no tengan nada que ver conmigo, porque se dispara la imaginación y puedes llegar a donde nunca llegarías en la vida real. En esa película, por ejemplo, hago de una choni supercapulla, que se dedica a hacer bullying.

-O sea, que Temporal no es el primer largo suyo que se estrena, pero sí el primero que rodó.

-Sí, es una película muy pequeña, muy independiente, muy coral..., la ópera prima de Catxo López. Va, precisamente, de eso, de un día en la vida de varios personajes que tienen trabajos temporales. En una de las historias hay un señor que va a un curso de formación y se encuentra a Sara, que es mi personaje y es una..., bueno, ya se verá. Es un personaje pequeñito, tuve solo tres días de rodaje, pero aprendí muchísimo.

-Antes de eso, trabajó en un espectáculo teatral de burlesque, La mirilla. Porque usted tiene una educación actoral musical, según tengo entendido.

-Sí. Yo siempre decía que quería ser actriz, cantante y bailarina. Lo quería todo. Pero justo el año que me fui a la ESAD de Málaga habían puesto la especialidad de música y me presenté. Estuve dos años allí y luego, cuando vine a Madrid, ya me centré en la interpretación. Pero sí, me gusta mucho cantar y bailar.

-Quien tenga curiosidad, también puede verla en una serie para móviles, El gran día de los feos... -Exacto. Esa la rodamos hace casi tres años y acaba de salir justo ahora. Es la primera serie que se ha hecho en España para dispositivos móviles.

-¿Y ahí quién es usted?

-Pues mira ahí también hago de mala... (Ríe). Es una serie muy estrambótica, muy histriónica, en la que todo está muy exagerado. Ahí soy Sheila, una pija absurda, mala, envidiosa...

-Por ahí la comparan con otra Natalia... Natalie Portman

-¡Ah, sí, me lo han dicho bastante! Y yo, encantada, la verdad. Es una de mis actrices favoritas. Físicamente, me parece hermosísima, y como actriz es increíble.