Todos tenemos anécdotas vergonzosas de las que duelen y pican. No podemos olvidarlas, pero al menos las guardamos para que nadie se entere de ellas. En este formato no. Aquí vamos a improvisar sobre los peores momentos de nuestras vidas. No a taparlos, sino a rascar donde más duele. Obviamente, todo tragedia, ¿o comedia?, tragedia. Pero comedia.