La saga ha vuelto a encontrar la vía de la inspiración y ha conectado de nuevo con el espíritu de los primeros episodios después de una fase no demasiado inspirada que tuvo su máximo exponente en 2015 con 'El despertar de la fuerza'. Por fortuna, 'Los últimos Jedi' se recupera de esa ligera pero evidente crisis con unas dosis de espectacularidad notables y valiéndose de algunos de los personajes más emblemáticos, Luke Skywalker y la princesa y general Leia.

Lo sorprendente es que el artífice de esa mejoría es el director y guionista Rian Johnson, que no sólo no había trabajado nunca en la serie sino que ni siquiera era un nombre muy cotizado en Hollywwod. Tanto es así que en España sus dos largometrajes estrenados, 'Brick' (2005) y 'Looper' (2012), pasaron casi inadvertidos. Pero aquí, sin duda con el sustento de la fuerza, ha elaborado lo mejor de su filmografía hasta ahora.

No es una labor demasiado creativa, pero sí denota conocer hasta los entresijos del fenómeno Star Wars y estar capacitado para mover todos los hilos del mismo. El comienzo no es lo más destacado, aunque nos meta en el fragor de un combate terrible entre las fuerzas de la Resistencia, que no están en su mejor momento, y la Primera Orden, con el siniestro Snoke al frente de un ejército invencible. Es el típico recurso para empezar con brío y poner en vilo al espectador.

El problema es que al alargarse tanto el metraje, nada menos que 152 minutos que suponen un record en la saga, es muy complicado evitar los altibajos. Y aquí los hay en alguna medida, sobre todo coincidiendo con el periodo previo al encuentro de Rey, la chatarrera del planeta Jakku, y del Jedi, probablemente el último, que pretende que sea su maestro, Luke Skywaker en el remoto planeta de Ach-To, situado en el otro confín de la galaxia. Por suerte esta situación se supera con creces a medida que avanza la proyección y la cinta adquiere su verdadero sentido.