Hay gente con costumbres fijas. Buen ejemplo de ello es Calafell, uno de los compañeros del periódico, que almuerza todos los viernes en Es Vaixell. Por otra parte, Adriana, colega de redacción, para quien cada momento es bueno para visitar el mismo local. No es casualidad: a ambos les gusta el buen servicio y el detalle.

Es Vaixell es un local para los cafeteros. Lo sirven 100% arábigo, con crema y excelentemente presentado. Con esta misma tónica de calidad y esmero preparan sus especialidades, desde un bikini (sándwich de jamón y queso) hasta un llonguet, su plato más popular. Los hay de pollo, trempó, tortilla de patata, boquerones, camallot, formatge maonès... y permiten al cliente que elija combinarlos como quiera. Lo mismo pasa con las ensaladas, como la de lentejas, la de parmesano y anchoas, atún, pollo y mozzarella.

Alejandro, su propietario, me cuenta que el secreto es no escatimar en calidad, mantener el local limpio, incluyendo los baños, y tener abierta la ´cocina´ desde las 9 hasta la medianoche ininterrumpidamente.

Bien ubicado, servido y con buena vista al mar, me dispongo a comer mi ensalada de lentejas y parmesano, abundante y rica, mientras me fijo que en las mesas de al lado, las parejas comparten llonguet y ensalada; me apuntaré a la moda para la próxima ocasión, pero tengo que recordar que en Es Vaixell, como en toda cafetería no se reserva mesa.