El Palacio palmesano de Marivent, situado sobre un acantilado del barrio costero de Cala Major, cumple cuatro décadas como residencia vacacional de la Familia Real española. Dicho complejo residencial, que mandó edificar Ioannes Saridakis, y que se terminó en 1925, está ubicado sobre un solar de 33.000 metros cuadrados. En 1965, dos años después de la muerte de su propietario, fue donado a la Diputación Provincial de Balears como museo público, por su viuda Ana Marconi, con la que Saridakis se había casado en segundas nupcias un tiempo después de que falleciera su primera mujer y dueña del patrimonio familiar, Laura Mounier. La cesión de la residencia a don Juan Carlos y doña Sofía, que ostentaban el título de Príncipes de España, tuvo lugar en el entonces salón principal de Marivent, en la tarde del sábado 4 de agosto de 1973, viviendo aún el general Franco. Presidiendo, un autorretrato del primer propietario de la casa, que en la madurez se convirtió en pintor. Fue el arquitecto mallorquín José Alcover, en aquel momento presidente de la entonces Diputación Provincial de Balears, quien realizó la entrega a sus nuevos inquilinos. Asistieron al acto las primeras autoridades isleñas, como el capitán general Herrera López, famoso por los aires de grandeza que se daba, el alcalde de Palma, Rafael de la Rosa y el Gobernador Civil, todo un duro del régimen franquista, el magistrado Ramos Fernández, sucesor en el cargo de Víctor Hellin Sol, que con Alcover tuvieron y dieron forma a la idea de que el futuro Rey tuviera una residencia vacacional en la isla.

el acto oficial y las vacaciones

La realidad es que durante la cesión se palpaba un trato entre rígido y paternalista de los representantes del régimen hacia la persona de don Juan Carlos, incluida una cierta desconfianza. En su discurso de donación de la residencia Saridakis, Enrique Ramos, como máxima autoridad civil balear, finalizó el acto con el siguiente inquebrantable recordatorio: "que lo disfrutéis siempre en la paz cimentada y consolidada por nuestro Caudillo, que no dudamos nos conservaréis siempre y acrecentareis en un futuro". Cada una de las autoridades asistentes iba acompañada por su respectiva esposa, siendo agasajados posteriormente con un aperitivo, siguiendo una gira de las señoras, acompañadas por doña Sofía por el interior de Marivent. Finalizando la reunión, hicieron acto de presencia el pequeño Felipe y sus hermanas, Elena y Cristina.

Pero las imágenes de la presencia de don Juan Carlos y doña Sofía en la isla, que encabezaron la información de parte de la prensa local del día siguiente, domingo 5 de agosto de 1973, no tenían nada que ver con las que se podían ver en la portada y páginas interiores de la edición de aquella jornada de DIARIO de MALLORCA, que las publicaba en exclusiva. En un amplio y exclusivo reportaje fotográfico de Lorenzo se daba la llegada de los príncipes de España y sus hijos Elena, Cristina y Felipe, estos protagonistas de varias simpáticas anécdotas, durante el mediodía del citado sábado, a la Base Aérea de Son Sant Joan, a bordo de dos reactores Mystere. En uno viajaron doña Sofía y su hijo varón, de cinco años, mientras que en el otro aparato Lo hicieron don Juan Carlos y las dos infantas. Elena, de 9, y Cristina, de 8. Les recibieron las primeras autoridades de la isla. Tras los saludos de rigor, los Príncipes y sus hijos, a bordo de un Seat 1.430 familiar, emprendieron la ruta de Marivent. Un trayecto que la Familia Real ha realizado en muchas ocasiones, especialmente en pleno verano, durante estos últimos cuarenta años.

El encargo de Saridakis

Ioannes Saridakis eligió al arquitecto mallorquín Guillem Forteza, realizador de los proyectos del Hostal Arxiduc, el almacén de Can Alzamora o la Casa del Pueblo de Palma, entre otros, para que construyera su mansión, auténtico mirador sobre la bahía Palmesana. Se construyó en dos años, dentro del estilo isleño, con ciertos toques modernistas y empaque de fortaleza. A unos metros de la residencia del matrimonio Saridaquis se alzó una casa con estilo de masía catalana, que durante años acogió a los posaderos de la finca. Destaca el extenso jardín, en donde se conservaron algunos de los pinos que dominaban en el solar donde se construyó este palacio. Los primeros propietarios de Marivent decoraron su interior como si se tratase de un museo, en donde llegaron a reunirse en sus salones, comedor y habitaciones más de mil piezas de arte, incluidas bastantes pinturas y esculturas, algunas de ellas realizadas por el propio matrimonio Saridakis, grandes amantes de la cultura y artistas, sin olvidar una interesante biblioteca, de unos 2.000 volúmenes.

Un palacio para una familia

Después de ser cedido al pueblo mallorquín, la citada mansión se había convertido en museo abierto al público, desde el 25 de mayo de 1965, incrementándose su patrimonio artístico inicial con varias colecciones aportadas por la Diputación Provincial de Balears, procedentes de donaciones particulares. Al aceptar don Juan Carlos la cesión de Marivent como su residencia vacacional en la isla en 1972, la Diputación Provincial de Baleares encargó un proyecto de remodelación del interior del palacio, ya que lo iba a utilizar, especialmente en el estío, un joven matrimonio con tres hijos pequeños. Las obras duraron más de un año, sufragadas con aportaciones de varios estamentos gubernamentales, teniendo como objetivo primordial adaptar la residencia a las necesidades familiares de los entonces Príncipes de España, pensando que en un futuro, más bien próximo, pasaría a convertirse en residencia real, algo que ocurrió al fallecer el general Franco, y sucederle don Juan Carlos como Rey, el 21 de noviembre de 1976.

La fisonomía exterior del palacio de Marivent no cambió demasiado con la reforma, aunque sí se notó sensiblemente la remodelación en diversas áreas de su interior. Junto a los salones y el comedor oficial habilitados en la primera planta de la residencia se montaron varios despachos. En la primera planta del edificio se instalaron los dormitorios de don Juan Carlos y doña Sofía, así como los de invitados, mientras que el piso superior quedó como territorio de sus hijos para sucesivas vacaciones, pues si bien era una residencia adecuada a los estíos, en Semana Santa también acogía a la familia Real al completo, junto a algunos familiares, con motivo participar en las regatas del Trofeo S.A. Princesa Sofía, en la bahía de Palma. La torre del palacio, un simple ornamento sin utilidad alguna hasta la sesión de la residencia, a partir de su primera reforma, quedó convertido en estudio, con aportaciones posteriores de doña Sofía, en etapas posteriores. En donde la primera reforma de la casa tuvo un aire más convencional, fue la terraza, gran balcón abierto a la bahía, utilizada en su parte cubierta como comedor estival, convertido en centro de la vida de la Familia Real, acogiendo actualmente a una tercera generación. A un nivel inferior se construyó una piscina. También se habilitó una escalera de piedra mallorquina que conduce a una plataforma, en las rocas, con escalerilla para introducirse en la mar, si bien, por cuestiones de seguridad no se utilizó mucho.

La masía fue actualizada, convirtiéndose en zona de personal de la Casa Real, montándose una sala de prensa durante la visita de los diferentes presidentes del Gobierno, en sus audiencias con el Rey, en el mes de agosto. Con el tiempo, se construyeron unos apartamentos entre los pinos de la primera línea, para funcionarios de la Zarzuela. La pista para helicópteros se habilitó en un explanada de la estación Naval de Porto Pi, en donde también se levantó un hangar para el tercer yate real oficial Fortuna. Por seguridad, se construyó un atraque en el extremo de la citadas instalaciones de la Armada, frente al Dique del Oeste, delimitada por una barrera metálica. En ese mismo lugar se construyó un muelle protegido, para el yate real.

Fue en enero de 1991, cuando la habitabilidad de la residencia vacacional real se vio ampliada sensiblemente con la incorporación de Son Vent y la franja costera de Son Ventet, por cesión del ministerio de Defensa a la Comunidad Autónoma balear, por 99 años, el 20 de julio de 1993, la cual se hacía cargo del coste de su remodelación.

La capital de España en verano

Durante estos cuarenta años, Marivent fue, desde 1973 hasta 1975, lugar vacacional de los entonces Príncipes de España, y en 1976 pasó a residencia real en Mallorca, lo que hacía durante unas semanas al año que Palma se convirtiera, especialmente durante parte del estío, en capital de España. Lo que propició que numerosos jefes de Estado e importantes personajes de varios continentes se alojaran en él. Si bien, la pareja más mediática que fue huésped, en varias ocasiones, de Marivent, fue sin duda la formada por los Príncipes de Gales, aunque ella, la malograda Lady Di se llevó todo el interés mediático y del público.

Con motivo de que el ministerio de Defensa redujera su presencia en el Real Sitio de La Almudaina de Palma, antigua sede de la desaparecida Capitanía de Balears, reemplazada por la Comandancia General, después de una reforma su ala más oriental, comenzó, desde 1985, a recibir a egregios huéspedes y jefes de Estado. Siendo los más destacados, los emperadores de Japón y el entonces presidente estadounidense Bill Clinton, acompañado de su mujer, Hillary y la hija de ambos, quines disfrutaron desde el 7 al 10 de julio de 1997, de unas auténticas vacaciones isleñas, a su aire, aunque con alto despliegue de seguridad. Paralelamente, a este antiguo palacio árabe se desviaron las audiencias oficiales, actos protocolarios y las anuales cenas que los Reyes daban a las primeras autoridades isleñas.

Litigio con los herederos

Debido a que la cesión de Marivent a los entonces Príncipes de España y su familia no se realizó convenientemente en su momento, ya que en los estatutos de la Fundación Saridakis, responsable del palacio, sólo contemplaba la posibilidad de convertirse en residencia ocasional de jefes de Estado, se produjeron problemas. En un principio, a causa de que don Juan Carlos, en el momento de la cesión del palacio no lo era, se tuvo que incluir en los estatutos de la citada fundación, dirigida por un patronato, compuestos por representaciones de los herederos de Saridakis y de instituciones oficiales isleñas, una cláusula por la cual la residencia podría acoger, por cesión, a jefes de Estado y sus sucesores, lo que encajaba con la situación del Príncipe de España en aquel momento.

Por seguridad, el Museo Saridakis que compartía Marivent se cerró al público definitivamente. Al incumplirse la cláusula principal de la cesión de la residencia a la Diputación Provincial de Balears, traspasada al Consell Insular de Mallorca, José Carlos Herman Marconi, hijo de la segunda mujer de Ioannes Saridakis, reclamó el contenido del museo, iniciándose un litigio que finalizó en 1986 con una sentencia judicial a su favor, obligando a restituirle dicho patrimonio artístico. Al ser casi vaciada la residencia vacacional de los Reyes en Palma, fue Patrimonio Nacional quien se encargó de revestir las paredes y zonas huérfanas de cuadros como de esculturas y completar la decoración perdida.

Una nueva generación

En los últimos cuarenta años, se ha visto pasar al Príncipe de Asturias y a sus hermanas las infantas Elena y Cristina, de niños a adultos, independizarse, casarse y crear sus respectivas familias.

De aquellas primeras vacaciones estivales en la isla quedan recuerdos como sus cursillos náuticos en la Escuela Nacional de Vela de Calanova, junto a la práctica de otros deportes, o su asistencia a campamentos en La Victoria (Alcúdia), sus primeras salidas nocturnas, sus participaciones en regatas del Trofeo SAR Princesa Sofia y en la Copa del Rey, así como sus muchas navegaciones por aguas de Balears. Y desde hace unos años regresan a la isla acompañados de sus respectivos hijos, a los que han iniciado en la náutica, una tradición de su familia desde hace varias generaciones, especialmente en Mallorca.