Matthew Fox, el Jack Shepard de la serie de televisión "Perdidos", llega a las pantallas españolas convertido en un despiadado psicópata cuyo impresionante físico (después de adelgazar quince kilos y convertirlos en músculo) es sólo comparable a la maldad que derrocha.

Fox es el "Carnicero de Sligo", "Picasso" o simplemente Sullivan en el undécimo largometraje del realizador Rob Cohen, director de series de televisión como "Corrupción en Miami" y películas trepidantes como "Fast and Furious" (2001) o "Pánico en el túnel" (1996), que este viernes estrena "En la mente del asesino", un "thriller" basado en el superventas "Alex Cross", de James Patterson.

El actor, mucho más relajado y menos amenazador vestido con vaqueros negros y camiseta, aún cuando deja a la vista los mismos coloridos tatuajes que en la película hacían parecer sus brazos dos armas letales, ha asegurado hoy en una entrevista con EFE hecha en Madrid que aceptó a este psicópata porque no puede evitar los retos.

"Vi que era una oportunidad, era un villano muy singular y, sobre todo, me daba la posibilidad de aceptar nuevos retos y para mí eso es muy importante: todas las cosas que hago en mi vida -ha explicado desde su profunda mirada- las hago a pesar de que no sean fáciles".

"Soy piloto, me encanta volar -añade el también licenciado en Económicas por la Universidad de Columbia- y sé que parte de esa fascinación es porque volar es un desafío. Esa es la misma razón por la que amo ser actor: por ese reto de entender a cada personaje, hacerlo de la mejor manera y ayudar a que se entienda mejor la historia".

Una muerte no deseada

"En la mente del asesino" muestra, desde el primer minuto, la violencia y agresividad de un asesino que disfruta produciendo mucho dolor a sus víctimas y que pierde los estribos al contactar con el inspector Cross, lo que desemboca en una muerte no deseada.

Sin embargo, el guion no detalla sus intenciones ni explica su comportamiento, lo cual le convierte en un mercenario cuya presencia resulta aún más amenazadora, ha considerado Fox.

Un papel, ha asegurado, que figura entre los más complicados de su vida laboral, no sólo por la transformación física, que trae a la memoria a Christian Bale ("El maquinista"), o a Eduard Norton en "American History X", sino porque compone a un malo retorcido y perfeccionista que no da tregua al sufrimiento.

"Quería que fuera inteligente y pensé que esa construcción mental que se había creado para excusar lo que hace, sus desviaciones, era tan elaborada que requería mucho detalle en su mente, una gran estructura que diera a todo lo que hace esa perfección; a pesar de ser compulsivo -ha detallado-, todo lo tiene que organizar a la perfección".

"En la mente del asesino" cuenta también con un "bueno" muy particular, el humorista afroamericano Tyler Perry, un policía de homicidios, también psicólogo, padre y amante esposo (papel que en ocasiones anteriores fue para Morgan Freeman), y un oscuro millonario de gustos sibaritas al que da vida un envejecido Jean Reno.

Aunque hace dos años que abandonó al doctor Jack Shepard, Fox no quiere olvidarse de él; al contrario, asume que muchos espectadores le buscarán por su papel en "Perdidos".

"No tengo ningún problema en ir 'cargando en mis espaldas' a Jack -ha explicado el actor-, no solo porque estoy muy orgulloso de haber participado en 'Perdidos', sino porque ese papel me ha permitido hacer después cosas muy distintas: estoy muy contento de haberlas hecho, la variedad es algo que me ha permitido crecer y me ha ayudado mucho".

Próximamente, Mathew Fox aparecerá con Tommy Lee Jones en "Emperor" y como compañero de Brad Pitt en la apocalíptica "World War Z".