Varios abogados esperan en una pequeña sala en los juzgados de Via Alemania. Están de guardia en el turno de oficio. Les irán llamando según su especialidad (penal, menores, violencia de género, extranjería...) y su deber es asumir la defensa del detenido. Sólo una causa mayor puede justificar que no lo hagan y eso ocurre muy pocas veces. En este edificio judicial disponen de una pequeña sala, de paredes peladas, con una mesa y cuatro sillas. Allí deben permanecer para estar localizables. En la sala contigua hay otros letrados trabajando en los ordenadores, hablando por teléfono, comentando casos con sus colegas... Mientras se está de guardia, un abogado de oficio en Palma puede ser llamado desde dependencias policiales de Llucmajor, Marratxí, Calvià, Algaida... y allí tiene que desplazarse.

El viernes 5 de octubre estaba de guardia Agustina Alonso. Y otros seis letrados más. Sabían perfectamente que era el día en que Juan Manuel Morales Sierra, el chico detenido por tener 140 kilos de explosivos en su domicilio, debía pasar a disposición judicial. Así que Agustina tenía bastantes probabilidades de convertirse en su abogada de oficio. Del grupo de guardia había dos que no podían asistirle por no haber ejercido un mínimo de años y otros ya estaban atendiendo a otros detenidos, por lo que finalmente Alonso fue la designada para su defensa. Como en otras ocasiones, le informaron del caso, de la causa de la detención, quien la realizó y luego ella fue quien realizó una serie de preguntas y habló con el detenido. A partir de ese día, la letrada ha aparecido día sí y otro también en los medios de comunicación. La gravedad de los hechos de los que se acusa a este joven la han colocado en primer plano. ¿Es el caso que todo abogado anhela? "No lo pienso así. Asumo la asistencia de oficio con toda normalidad. Es un derecho para los detenidos, es una labor social. Estamos para que se cumpla la ley", contesta esta letrada quien no considera que sea su caso más significativo. "Me han tocado asuntos de más envergadura, como un asesinato en Son Banya hace años, abusos de menores, tráfico de drogas... Hay una amplia gama". Alonso lleva unos 20 años en el turno de oficio "una experiencia profesional muy enriquecedora. Entiendo que es una labor social que los abogados tenemos, aunque no todos están adscritos al turno".

Un abogado del turno de oficio ve casos de todos los colores. Mientras Agustina Alonso asumía la defensa del chico de los explosivos, en ese momento Gloria Olmos también estaba de guardia, pero su caso era muy distinto. "Tuve un cliente difícil. Era un problema entre vecinos y él tenía problemas psíquicos, supongo que derivados de sustancias estupefacientes, y acabó siendo un espectáculo en el juzgado de guardia. Al final acabó con una orden de alejamiento...".

Deber social

La responsabilidad social es lo que motiva a la mayoría de abogados de oficio, ya que no puede decirse que esté bien pagado, cuando se paga. De hecho, es cada vez más habitual, según comentan algunos de estos letrados, que después de llevar un caso, de cumplir con todo el proceso, la burocracia, trámites y demás... el ministerio de Justicia determine que esa persona no tenía derecho a una defensa de oficio. Ni el ministerio paga, ni, lógicamente, el cliente, que en muchos casos no dispone de dinero o no está localizable.

Carmen López es abogada y coordinadora del turno de oficio. Ella también entró en este servicio gratuito por vocación: "Ves procedimientos que en un despacho particular difícilmente verías. Es la mejor escuela. Y hay un segundo factor, que es social, sentirte que participas en algo, que ayudas". Todavía recuerda su sensación en su primera guardia: "La experiencia fue totalmente distinta a lo que esperaba. No estaba acostumbrada a los delincuentes, a los heroinómanos denunciados muy tocados por la droga...".

Claro que también le llegan casos que no tienen por dónde cogerse, como la mujer que aseguraba haber sido abducida y que la lavadora la absorbía.

También chocante debió ser el primer día en el turno de oficio de su compañera de despacho Gloria Olmos. Esta abogada, de constitución menuda y de voz muy dulce, se metió en el turno de oficio para ir ´soltándose´ en los juzgados. "Una vocación especial no tenía en esos momentos. Con el tiempo, es una manera diferente de trabajar...". Gloria estuvo en el ya suspendido turno penitenciario, el que asistía a los presos para asesorarles en la ejecución de su pena y tramitarles peticiones de permisos, para informarles... "Aparte de los recursos económicos, son personas muy limitadas en cuanto a cultura, a reaccionar ante los problemas en el centro o para defender sus derechos". De ese turno dice que ha vivido los casos más impactantes, "algunos por la peligrosidad de la persona y otros por la problemática".

Y en todos esos años de visitas a la cárcel y de tratar con presos, nunca hubo ningún problema con sus clientes. "Las personas privadas de libertad son muy agradecidas", añade Gloria. Son los presos a quienes dice recordar más. "Unos porque ha sido un trabajo duro, otros porque han seguido lo que les has dicho y han salido adelante... Hay otros a los que les pierdes el contacto, pero también lo consiguen. Y hay quienes siguen llamando de vez en cuando".

Algunos letrados se muestran abiertamente implicados en la defensa de los derechos de determinados colectivos, como Jaime Bueno. Lleva desde 1987 en este servicio, especializado en extranjería, entre otras, y es muy crítico con las condiciones en las que a veces tiene que trabajar, con la rigurosidad en que se aplican las normas por parte de la Administración y cuerpos policiales, especialmente cuando la detención de una persona en situación irregular se produce en fin de semana, cuando los juzgados están vacíos y el abogado se ve limitado en sus actuaciones. "Cuando el abogado puede actuar, el extranjero ya ha sido sacado del territorio", explica Bueno, quien califica este procedimiento de "represión blanca silenciosa contra los extranjeros sin papeles".

Bueno también considera que pese a la dedicación a sus casos, el abogado de oficio sigue teniendo "una imagen denostada, lo mismo que la sanidad pública", cuando es un profesional que reparte con absoluta normalidad su tiempo entre los clientes de su despacho particular y los de oficio y que "por regla general les da el mismo trato".

Algunos abogados aseguran que los años de experiencia les ayudan a la hora de afrontar la defensa de personas con verdaderos dramas a sus espaldas, aunque "por conciencia humana, te sigue afectando", añade Jaime Bueno.

Sobre esta cuestión, Maria del Pilar Barceló cree que la edad juega un importante papel. "Cuanto más joven, más te afecta", comenta, mientras revisa un taco de documentos en la sala de guardia. A su lado, Llorenç Gomila reconoce que él todavía está en esa fase en que cuesta que no afecten las cosas, "estoy haciendo callo". Y eso lo afirma antes de exponer lo que le acaban de comunicar: la orden de ingreso en prisión de una persona que ha conseguido salir de las drogas y rehacer su vida. "Redactaré el recurso, pero ¿cómo le digo que vaya preparando la maleta, que tiene que irse esta tarde a prisión por algo que pasó hace dos años?", detalla a sus compañeros. "Hace dos años sí podía merecer ir a la cárcel, ahora no, es otra persona", lamenta Gomila, hijo de otro abogado del turno de oficio Llorenç Gomila Gelabert. Fue él quien le motivó para entrar en este servicio, ya que era "un deber moral". La crisis actual también es un buen aliciente para un letrado joven, ya que el turno de oficio es un suplemento económico a final de año.

Estando en el turno de oficio, a este joven letrado le tocó asumir la defensa de un detenido en el caso Scala, cuñado de otro imputado, que declaró no saber nada sobre la manipulación de unos anagramas en una empresa... "Me encontré con una declaración ante tres policías y el fiscal de delitos económicos", recuerda como algo fuera de lo normal.

Relación con el cliente

"Los abogados tenemos facilidad para la empatía con el defendido", asegura Barceló, algo que matiza Jaime Bueno, "más que con la persona, con el derecho a ser defendido". Pero también hay ocasiones en que se llega a comprender la razón por la que una persona comete un asesinato, por duro que parezca.

"No se engaña a nadie. Si un hecho está claro y el detenido reconoce que es el autor, no pides una sentencia absolutoria. Buscas la mejor condena. Y en ocasiones el mejor fin es la prisión", explica Carmen López, quien suma ya más de 20 años de experiencia y aún dice sentirse afectada por "los casos de agresión sexual, violencia doméstica... ahí es imposible no abrir los ojos".

A su compañera de turno de oficio de penal, menores y violencia de género, Gloria, también hay cosas que le siguen impactando: "Esta mañana, una mujer retiraba la denuncia contra su pareja, que le había maltratado. Me parece bastante tremendo que diga que éste era el que menos le había pegado. Pero los motivos de ella no son triviales, no ha sido una decisión arbitraria. Por supuesto, le informas que un proceso así sigue su curso y que ella debe denunciarlo si vuelve a sufrir cualquier tipo de maltrato".

En otras ocasiones, los casos acaban felizmente, como la historia del polizón que llegó a bordo de un barco coincidiendo con la vista de Bill Clinton a Mallorca. Jaime Bueno fue su abogado. "Toda la policía de Palma estaba volcada en la seguridad y el puerto quedó desprotegido. No obstante, descubrieron al polizón. Cuando llegó, por los pocos efectivos de la policía, se le permitió ejercer en mejores condiciones su defensa, no fue devuelto a su país de inmediato, y este hombre, que venía de Ghana, ha ejercido de rey mago en las fiestas de su pueblo", relata el letrado.

Dependiendo de la época del año y de la zona, los del turno de oficio ya saben qué pueden encontrarse. Los delitos más frecuentes suelen ser la violencia familiar y conducir en estado etílico. "En Palmanova y en verano, ya sabes que te van a llamar por peleas, pequeños hurtos y violencia de género. hay mucho turista que viene con su mujer, ´monta un pollo´ y después se van como si nada... Pero ya ha habido una detención, un proceso judicial que no llegará a nada porque ya se habrán ido...", indica Gomila sobre su experiencia.

En Playa de Palma se encuentran con ciudadanos negros detenidos por presuntos delitos de venta ambulante, "cuando el comercio ilegal es una falta, pero no un motivo grave de desorden público", se queja Bueno. Si se trata de ciudadanos senegaleses, de habla francófona y con estudios universitarios en muchos casos, suele ser relativamente fácil hacerse cargo de su defensa. Más complicado resulta ser el abogado de asiáticos y de otras nacionalidades, teniendo en cuenta que el ministerio de Justicia ya no contrata a intérpretes en las dependencias policiales. Esta situación ha provocado que uno de los letrados haya llegado a ver una denuncia traducida por un portero de discoteca...

Pese a lo mal pagado, a los recortes, a la falta de recursos, estos abogados aseguran que si retrocedieran en el tiempo volverían a entrar en el turno de oficio.