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Sanidad: una pareja de sanitarios se queda en tierra

Air Europa impide volar a un médico de Son Llàtzer y a su pareja por haber estado en contacto con pacientes con Covid

La compañía Air Europa impide volar a la capital vizcaína a un médico intensivista de Son Llàtzer y a su pareja que trabaja en la misma unidad de críticos por haber estado con pacientes Covid-19

Una foto de Asier y su pareja, en primer plano con el billete de Air Europa.

De los aplausos a las ocho de la tarde a impedirte subir a un avión por haber hecho bien tu trabajo. Sin duda, este es un país de contrastes, debió pensar el pasado martes Asier, intensivista en la UCI de Son Llàtzer, cuando en una mesa de facturación de la compañía Air Europa del aeropuerto de Son Sant Joan le negaban el acceso a la aeronave pronta a partir con destino a Bilbao escudándose en que había tenido un contacto estrecho con pacientes covid-19.

"Después de estar sin ir a casa durante ocho meses, había conseguido acumular tres días libres y decidí ir con mi pareja a ver a mis padres a mi localidad natal, en Llodio (Álava). El billete de ida lo saque con Air Europa y la vuelta, el próximo jueves, con Iberia", comienza Asier el relato de una injusticia que este facultativo quiere dar a conocer.

El intensivista y su novia, también auxiliar de enfermería en la misma UCI de Son Llàtzer,ya casi habían completado el trámite, que se había demorado un poco porque volaban con un perro que acaba de sumarse a la pareja, y ya disponían de las tarjetas de embarque cuando la persona que les estaba atendiendo les comunicó que tenían que responder unas preguntas de tipo sanitario.

"Cuando nos preguntó si habíamos estado en contacto estrecho con alguna persona infectada por SARS-CoV-2, mi novia, recelosa, me preguntó qué respondíamos. Y recuerdo que yo le contesté: la verdad. Con la verdad se llega a todas partes", continúa Asier.

Y le dijeron la verdad. Que sí habían estado en contacto con enfermos covid-19, y además con los más graves entre todos ellos. Pero que lo habían hecho ataviados con los más sofisticados equipos de protección individual.

"Nos habían hecho a los dos una PCR postpandemia, en torno a finales de mayo o principios de junio, que había resultado negativa, y se lo dijimos. Pero no atendía a razones", prosigue el médico.

Tras escuchar sus argumentos, la empleada que les estaba atendiendo levantó el teléfono y llamó al jefe de área. Tras una breve conversación, se volvió a dirigir a ellos para comunicarles la decisión: "No podéis embarcar".

Los dos sanitarios recurrieron entonces a la supervisora que se encontraba en un mostrador cercano. Más conciliadora, esta última dijo comprenderles pero a renglón seguido les dijo que poco podía hacer por ellos porque se trataba de órdenes emanadas de la superioridad, justificó.

"Lo intentamos todo. Llamé al hospital para que me mandaran un pantallazo de las pruebas PCR que nos habían hecho. Les dije que en los últimos quince días no habíamos tenido ningún contacto con un paciente contagiado porque no hemos atendido al único que tenemos ingresado en la UCI de Son Llàtzer en estos momentos", se desesperaba aún ayer Asier recordando lo esperpéntico de la situación.

"Por decir la verdad nos han penalizado. Si hubiéramos dicho que no, que no habíamos tenido contacto con ningún covid, nos habrían dejado embarcar sin problemas. Y eso pese a que al resto de las personas, con mucho menos medidas de protección que las nuestras y que desconocen si han estado en contacto con algún infectado o no, les dejaban pasar", expresaba su indignación Asier, que aprovechó la ocasión para denunciar que muchas personas campan a sus anchas por las instalaciones aeroportuarias sin la obligada mascarilla.

"No tengo tiempo ni ganas para emprender acciones legales contra Air Europa", concluía un escarmentado Asier que ha sacado una conclusión de esta experiencia: Que con la verdad se va a todas partes menos a Bilbao.

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