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La reforma de los colegios diocesanos provoca recelos entre algunas cúpulas directivas

Taltavull impulsa la creación de una fundación para gestionar los once centros - El Obispado niega que dos de los cuatro directores generales hayan renunciado, como sostienen otras fuentes

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull (derecha), junto al cardenal Luis Ladaria, la semana pasada en Roma. alexander cortès

La reforma de los colegios diocesanos que impulsa el nuevo obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, está generando malestar entre algunas de las cúpulas directivas, que tienen 8.000 alumnos y más de quinientos profesores, ya que de hacerse efectiva en los términos planteados supondría una pérdida de poder para los distintos centros.

Los once colegios diocesanos, que dependen directamente del Obispado, se rigen desde junio de 2016 por un único proyecto educativo, lo que ha permitido unificar criterios pedagógicos. El consejo de dirección, formado por cuatro directores generales además del vicario episcopal de Educación, el sacerdote Miquel Gual, ha sido el órgano con el que se han regido los últimos años los once centros.

Según han confirmado fuentes eclesiásticas, el prelado impulsa, a través de Gual, una fundación para dotar de mayor transparencia y acción coordinada estos centros, entre los que se encuentra Sant Josep Obrer, Santa Maria, Immaculada, Monti-sion (Pollença), Corpus Christi, Sant Pere (antiguo Seminario mayor), Santa Magdalena Sofia, Fra Joan Ballester (Campos), Bisbe Verger (Santa MariaPollençaCamposSantanyí

Parece que la creación de esta fundación estaría provocando malestar e inquietud entre algunos directores, profesores e incluso padres de alumnos. La fundación tendría una figura directiva que unificaría el poder, ahora repartido en cuotas.

En un periodo de aproximadamente mes y medio, dos de los cuatro directores generales que gestionan los once colegios habría pedido uno el traslado y otro habría presentado su dimisión ante un grupo de profesores de Sant Josep Obrer, según fuentes próximas a los centros. Especialmente esta última renuncia estaría directamente relacionada con las nuevas medidas que promueve el Obispado.

Por su parte, el vicario episcopal de Educación, Miquel Gual, negó ayer categóricamente a este periódico que se hubiera producido ninguna dimisión. Este diario tiene confirmado el anuncio de la renuncia más reciente, que el afectado hizo a compañeros de uno de los principales colegios, si bien podría no haberla llegado a materializar por escrito. Otras fuentes señalan que el director general en cuestión se lo repensó a los pocos días y se mantiene en el cargo.

Con todo, Gual sí corrobora que uno de los directores generales ha pedido el traslado, aunque "por motivos familiares", asegura, desvinculándolo de cualquier discrepancia. "Cada uno sigue donde está", añadió sobre los dos directores generales, a la vez que tildó el asunto de "insignificante". El vicario episcopal rechazó explicar los detalles de la nueva fundación.

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