Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica de Ópera

Unos elementos con pocos elementos

Los Elementos

Teatre Principal de Palma

De Antoni Literes.

Solistas vocales. Forma Antiqua

Aaron Zapico, director musical.

17-05-2019

Los Elementos del mallorquín Antoni Literes, españolizado como Anonio de Literes, no es una ópera como estamos acostumbrados a ver y escuchar, es más bien una cantata escénica, en la que no pasa nada, la acción no existe y cada una de las voces (todas femeninas) disertan sobre su divinidad, a la espera del nuevo día en el que el Sol aparecerá y pondrá las cosas en su sitio.

Así que para poder montar ese título referente del barroco español no hacen falta grandes producciones escénicas, con pocos elementos y una dosis de gracia e ingenio, el resultado puede ser magnífico.

Como magnífico fue el resultado de esas funciones que se han presentado estos días en el Teatre Principal de Palma con una formación instrumental de cámara, Forma Antiqua, unas voces muy aptas para ese repertorio y una puesta en escena simple y delicada, pero genial, de Tomás Muñoz, ayudada por un vestuario exquisito de Gabriela Salaverri y una iluminación (del propio Muñoz) de "Oscar".

Sí, esos Elementos que ha llevado, con mucho acierto, des de Madrid a Palma el Teatro Principal dentro de su temporada lírica quedarán para el recuerdo de los espectadores que hemos tenido el placer de asistir. Muchos menos de los que la propuesta merece. ¿Dónde estaban los aficionados que llenaron el teatro en las funciones de títulos anteriores? Ellos se lo han perdido, pues esos Elementos bien merecen nuestro aplauso.

El director musical, Aaron Zapico así como sus hermanos y amigos, han optado por hacer una versión purista musicalmente hablando, utilizando instrumentos de la época con el fin de conseguir un sonido cercano al que podría ser el original del siglo XVIII. Incluso las voces sonaron a auténticas, dando más énfasis a la manera y modo de cantar que a la potencia vocal.

La escenografía consiste en unas proyecciones muy bellas y atractivas y una plataforma circular que gira (nunca mejor dicho) poco a poco, simbolizando la rotación terrestre y sobre la cual se mueven con gracia las protagonistas que interpretan a los cuatro elementos (Tierra, Fuego, Aire y Agua) a las que se unen la Aurora y el Tiempo. Todo con un mensaje ecologista: O cambiamos nuestra manera de actuar sobre el planeta o estamos abocados al abismo.

No podemos dejar pasar un comentario sobre el "incidente" ocurrido en la representación del viernes por la noche: mientras la Aurora cantaba ese delicioso fragmento Ay Amor, que tierna se escucha la respiración se disparó la alarma del interior del teatro y espectadores y músicos casi tuvieron que desalojar el edificio. Digo casi ya que al final no hizo falta ni salir del patio de butacas, todo volvió a su sitio después de comprobar que nada era lo que parecía.

Compartir el artículo

stats