Túnez impuso su ley en el Ciudad de la Educación. El estadio qatarí atestiguó una gran puesta en escena de ‘Las Águilas de Cartago’ en el Mundial, consiguiendo arañar un punto a Dinamarca, que fue presa de la tremenda intensidad africana.

Laïdouni tardó 53 segundos en encender a una grada con mayor presencia tunecina con un gran ‘tackling’ defensivo sobre Eriksen. Él mismo jaleó a la afición, en lo que solo fue una muestra de cómo iba a morder, en el buen sentido, el combinado de Jalel Kadri. La primera media hora se jugó a lo que quiso Túnez. Christensen desvió providencialmente un disparo de Dräger frente a la pausada mirada de Schmeichel. El meta fue batido en el ecuador de la mitad por Jebali aunque estaba en situación antirreglamentaria. Tiró bien la línea del fuera de juego Kjaer.

Ante la férrea defensa africana, la selección danesa buscó algún disparo lejano a través de Höjbjerg. Tampoco había suerte. Una genialidad del centrocampista del Tottenham al filo del descanso mientras buscaba el área olía a peligro, pero apareció Laïdouni para tumbarlo al límite del reglamento. El ‘14’ tunecino venía de buscar el gol apenas unos segundos antes. Estaba en todos sitios.

La más clara del primer tiempo la tuvo en sus pies Jebali tras un gran pase de Msakni, pero la firme manopla de Schmeichel negó el tanto al punta, incrédulo. De haber entrado, el VAR habría entrado porque su posición era dudosa de órsay. Delaney cayó lesionado en la rodilla en el tramo final y Damsgaard, que llegaba entre algodones, sustituyó al futbolista del Sevilla.

Fue lo último reseñable de la primera parte. El paso por vestuarios, sin embargo, no cambió nada. Túnez tardó 15 segundos en forzar un saque de esquina en la reanudación. Aquí nadie podía respirar. El gol de Skov Olsen en el 55’, anulado por fuera de juego previo de Damsgaard, fue un espejismo. A ‘Las Águilas de Cartago’ aún les quedaba gasolina y prueba de ello fue una rápida contra que Christensen abortó. El zaguero del Barça, muy atento siempre detrás, cortó un pase de Laïdouni que olía a medio gol.

Poco a poco el cuadro escandinavo logró encontrar situaciones de peligro. Eriksen exigió volar a Dahmen, que hizo olvidar la baja de Ben Saïd bajo palos, aunque la mejor ocasión la disfrutó Cornelius en la acción siguiente. Christensen cabeceó el córner y en el palo corto el delantero del Copenhague fue incapaz de concretar un remate certero y el balón terminó en el palo.

Fue el penúltimo susto para los de Jalel Kadri, que vieron como en el decuento el árbitro César Arturo Ramos acudía al monitor a revisar un posible penalti por manos de Meriah. Acertó el trencilla mexicano en desistir de esa idea que desde la sala VOR le invitaron a pensar. Venía de rebote propio. Así, Túnez y Dinamarca terminaron con el mismo botín en un partido tremendamente igualado.