El oficial de la Policía Local de Sant Llorenç que será juzgado en Palma por un supuesto acoso laboral a un subordinado (delito contra la integridad moral) y otras acusaciones niega tajantemente los cargos y postula su inocencia, según adelantó ayer su abogado Fernando Mateas. El mando de la Policía Local rechaza de plano las acusaciones vertidas contra él, entre ellas haber ordenado a su subordinado tareas impropias de un policía como limpiar los trofeos y metopas del cuartel.

La acusación particular reclama un total de 12 años de cárcel para un oficial de la Policía Local de Sant Llorenç por acosar y humillar, durante años, a un subordinado.

El acusado ordenaba al agente que le comprara tabaco y bocadillos y le encargaba limpiar los trofeos y metopas del cuartel, con menoscabo de otros servicios policiales, según el escrito de calificación provisional. En ese sentido, el encausado mantiene que se produjo un traslado de las dependencias policiales a otra ubicación y en el cambio de sede colaboraron algunos agentes, sin que nadie más de la plantilla se sintiese ofendido o menospreciado por algunas tareas realizadas esos días.

El juzgado de instrucción 3 de Manacor ha abierto, a instancias del acusador particular Francisco Pérez y del fiscal, juicio oral contra el oficial M.G.G., que será enjuiciado en los juzgados de lo penal de Palma.

La fiscalía atribuye al acusado un presunto delito contra la integridad moral y solicita para él una condena de 15 meses de prisión, así como el pago a la víctima de una indemnización de dos mil euros.

Francisco Pérez atribuye al oficial los siguientes delitos: coacciones, contra la integridad moral, lesiones psíquicas y obstrucción a la justicia.

Según la calificación provisional de la acusación particular, los dos policías fueron durante un tiempo buenos amigos. La relación devino más estrecha cuando el agente se casó con una prima de la mujer del oficial.

Sin embargo todo cambió radicalmente en 2009, coincidiendo más o menos con la ruptura matrimonial del superior. El oficial acusado admite que ha habido diferencias familiares con el denunciante pero niega que esa situación repercutiera en el trabajo de ambos.

No ha sido expedientado

Las dos acusaciones coinciden en los hechos fundamentales del supuesto acoso laboral y humillación continuada que el jefe habría infringido al agente, una situación que se prolongó entre 2009 y 2012. La víctima sufrió graves problemas psicológicos por estos hechos y no ha tenido más remedio que cambiar de destino, yéndose, por permuta, a una Policía Local de Madrid.

Sin embargo, el oficial esgrime en su favor que, pese a lo mantenido por el agente, él no ha sido objeto de ningún tipo de expediente disciplinario interno por abuso de sus funciones.

La acusación particular también atribuye al oficial el mantener un control extremo de su subordinado, mediante el GPS del coche patrulla, llamadas telefónicas continuas o a través de otros agentes, a los que ordenaba vigilar constantemente a la víctima.

El acusado desmiente estos extremos, junto al resto de imputaciones vertidas contra él.