Los dos policías forales que acudieron a socorrer a los guardias civiles en Alsasua aseguran que ellos también temieron por su integridad. Hoy en el juicio han testificado que no fue una pelea, sino una paliza, y que los agresores sabían perfectamente que sus víctimas eran guardias civiles. Además han corroborado que uno de los agentes yacía semiinconsciente en el suelo y el otro llevaba una camisa blanca llena de suelas de zapato, por las patadas que le habrían propinado.