Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.
El Secrim, en acción: Cómo poner nombre a cadáveres irreconocibles
Guardia Civil
Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.
El Secrim, en acción: Cómo poner nombre a cadáveres irreconocibles
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Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.
El Secrim, en acción: Cómo poner nombre a cadáveres irreconocibles
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Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.
El Secrim, en acción: Cómo poner nombre a cadáveres irreconocibles
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Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.
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Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.
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Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.
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Sobre las 13.35 del pasado domingo 25 de agosto, un helicóptero Bell 206 Long Ranger de la compañía alemana Rotorflug, con cinco personas a bordo, colisionaba en pleno vuelo en el cielo de Inca con un ultraligero Aeroprakt A22L2, con dos ocupantes. No hubo supervivientes. Los restos mortales carbonizados de los siete fallecidos quedaron esparcidos en un radio de unos 400 metros. La titánica tarea de la identificación de los cuerpos se puso en marcha.El Servicio Criminalístico de la Guardia Civil (Secrim) verificó la identidad de todos los fallecidos, de manera indubitada, en tan solo cuatro días.