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Guillem Bosch
Son Moix ya no es suficiente. Ni alivia, ni mitiga, ni cura las heridas. Un Mallorca de dos caras cayó en su feudo (1-2) ante uno de los peores visitantes de la categoría, el Betis. El conjunto bermellón firmó una primera parte para el olvido, en la que dos errores garrafales de Baba condenaron al equipo. En el segundo periodo, impulsados por un trepidante Lago Junior, el Mallorca mejoró, pero eso no bastó para darle la vuelta al resultado.
Guillem Bosch
Son Moix ya no es suficiente. Ni alivia, ni mitiga, ni cura las heridas. Un Mallorca de dos caras cayó en su feudo (1-2) ante uno de los peores visitantes de la categoría, el Betis. El conjunto bermellón firmó una primera parte para el olvido, en la que dos errores garrafales de Baba condenaron al equipo. En el segundo periodo, impulsados por un trepidante Lago Junior, el Mallorca mejoró, pero eso no bastó para darle la vuelta al resultado.
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Son Moix ya no es suficiente. Ni alivia, ni mitiga, ni cura las heridas. Un Mallorca de dos caras cayó en su feudo (1-2) ante uno de los peores visitantes de la categoría, el Betis. El conjunto bermellón firmó una primera parte para el olvido, en la que dos errores garrafales de Baba condenaron al equipo. En el segundo periodo, impulsados por un trepidante Lago Junior, el Mallorca mejoró, pero eso no bastó para darle la vuelta al resultado.
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Son Moix ya no es suficiente. Ni alivia, ni mitiga, ni cura las heridas. Un Mallorca de dos caras cayó en su feudo (1-2) ante uno de los peores visitantes de la categoría, el Betis. El conjunto bermellón firmó una primera parte para el olvido, en la que dos errores garrafales de Baba condenaron al equipo. En el segundo periodo, impulsados por un trepidante Lago Junior, el Mallorca mejoró, pero eso no bastó para darle la vuelta al resultado.
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