Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
“Supervivientes” bielorrusos buscan desconectar en la isla
Enrique Calvo
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.
Andrei Shatilo, de nueve años, vuelve a Sóller por tercer año consecutivo para pasar las navidades con Lidia Fernández, su madre de acogida. El pequeño, que viene de Bielorrusia, vive en un orfanato desde que su madre falleció. Algunos fines de semana se desplaza hasta la casa de su padre pero no siempre puede ir porque es alcohólico.