Dos bandas de delincuentes dominaban la barriada obrera de sa Indioteria a finales de los 70. El consumo de drogas en cualquier esquina era lo habitual. Cientos de niños y jóvenes se entretenían y pasaban el rato en ese mismo entorno debido a la carencia de equipamientos municipales. Los dos colegios existentes hacían lo que podían para evitar que sus alumnos dejasen los estudios y se sumasen a los llamados quinquis, aunque apenas había alicientes en aquella época para los hijos de los inmigrantes peninsulares que residían en decenas de edificios blancos junto al polígono de Son Castelló, a las afueras de la ciudad. En este contexto, un joven cura recién salido del Seminario fue enviado al barrio para reforzar al desbordado capellán mayor de sa Indioteria rural.
Club d'esplai Jovent: La luz de los niños de sa Indioteria
Dos bandas de delincuentes dominaban la barriada obrera de sa Indioteria a finales de los 70. El consumo de drogas en cualquier esquina era lo habitual. Cientos de niños y jóvenes se entretenían y pasaban el rato en ese mismo entorno debido a la carencia de equipamientos municipales. Los dos colegios existentes hacían lo que podían para evitar que sus alumnos dejasen los estudios y se sumasen a los llamados quinquis, aunque apenas había alicientes en aquella época para los hijos de los inmigrantes peninsulares que residían en decenas de edificios blancos junto al polígono de Son Castelló, a las afueras de la ciudad. En este contexto, un joven cura recién salido del Seminario fue enviado al barrio para reforzar al desbordado capellán mayor de sa Indioteria rural.
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Dos bandas de delincuentes dominaban la barriada obrera de sa Indioteria a finales de los 70. El consumo de drogas en cualquier esquina era lo habitual. Cientos de niños y jóvenes se entretenían y pasaban el rato en ese mismo entorno debido a la carencia de equipamientos municipales. Los dos colegios existentes hacían lo que podían para evitar que sus alumnos dejasen los estudios y se sumasen a los llamados quinquis, aunque apenas había alicientes en aquella época para los hijos de los inmigrantes peninsulares que residían en decenas de edificios blancos junto al polígono de Son Castelló, a las afueras de la ciudad. En este contexto, un joven cura recién salido del Seminario fue enviado al barrio para reforzar al desbordado capellán mayor de sa Indioteria rural.
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