A mediados de junio, Toyota confirmaba a los periodistas que el SUV eléctrico bZ4x solo se ofrecerá en España mediante opciones de renting a través de su empresa Kinto One. Ante nuestras preguntas, la firma japonesa alegaba que creía que era la mejor opción para el volumen  de unidades que esperan recibir para el mercado español, 200 mensuales a medio plazo, para poder controlar mejor la vida útil de las baterías y su reciclaje y para ofrecer la mejor opción para el conductor, ya que incluye el mantenimiento y el seguro en su precio.

En el caso del SUV eléctrico japonés, el precio no baja de los 599 euros al mes en un contrato de cuatro años y 40.000 kilómetros con una entrada de 3.914 euros al mes más las ayudas del Plan Moves III. A partir de ahí solo se puede subir según el acabado, los extras o los cambios en el kilometraje. De precio cerrado para la compra una vez acabado el contrato no se sabe nada, porque la voluntad de Toyota no es venderlo, sino ampliar el contrato o realizar otro para una nueva unidad. La marca quiere control sobre sus baterías.

España no es el único mercado donde la marca se ofrece solo bajo opciones de renting sin opción de compra y, de hecho, la marca lo lanzó primero en Japón ya bajo esta modalidad, en su caso en contratos de tres años con todo incluido además de un punto de carga, que en España se ofrece con precios cerrados gracias a acuerdos con varias energéticas.

Ford se suma a la moda renting

Toyota suele ser pionera en el sector del automóvil y todo apunta a que otras marcas seguirán este camino. En ese sentido, la primera marca que ha decidido imitar a Toyota ha sido Ford, que ha decidido eliminar la opción de compra de los contratos de renting de sus eléctricos F-150 Lightning y Mustang Mach-E en Estados Unidos. De momento, esta medida solo se aplica en el mercado local de la firma de Michigan, pero no se descarta que se pueda hacer extensiva.

No obstante, la decisión de Ford no es tan drástica como la de Toyota, ya que sí permite comprar sus coches, aunque dejó de admitir pedidos del Mustang Mach-E en Estados Unidos porque ya ha comprometido su producción de todo el año. En su caso, lo que ha anunciado la firma del óvalo es que todo aquel que apueste por el renting por estos dos modelos no tendrán la opción de comprar el vehículo una vez termine el contrato, sino que deberán renovarlo por otra unidad nueva.

Ingresos recurrentes y nuevas vías de negocio

Al ofrecer los vehículos únicamente como renting sin opción a compra posterior, la marca genera ingresos recurrentes recuperando el control del coche una vez finalizado el contrato, lo que además le otorga la oportunidad de decidir si volver a ofrecerlo en renting, destinarlo en alquiler a flotas para empresas o la opción de reciclar su batería para darle otra vida útil como, por ejemplo, almacenamiento para casas o generadores de energías renovables, generando nuevos ingresos por otro canal de negocio. Es un modo de negocio más atractivo, en definitiva, y más sostenible a la par, al tiempo que permite gestionar mejor la demanda en relación a su producción. El punto negativo desde el punto de vista del comprador es el incremento del precio a pagar mensualmente, lo que aleja estos eléctricos del público menos capaz económicamente, aunque a cambio recibe seguro y mantenimiento.

Por ejemplo, Ford alega que esta medida le permitirá mejorar la gestión del reciclaje de las baterías. “Con este plan, permitimos a los clientes reemplazar sus coches con nuevos modelos mientras nosotros nos quedamos con el vehículo para gestionar mejor el reciclaje de la batería y los materiales del vehículo”. Lo que no cuenta la marca es que también servirá para incrementar el control de las unidades producidas, ya que, de momento, la marca estadounidense no puede satisfacer la alta demanda de ambos vehículos. Los planes de la compañía pasan por triplicar su producción hasta las 200.000 unidades el año que viene para entregar hasta dos millones de eléctricos para 2026.