Los neumáticos casi nunca se desgastan por igualneumáticos, siendo los del eje delantero los que más acusan el paso del tiempo y los kilómetros. Esto es debido a que la mayoría de coches en la actualidad son de motor y tracción frontal, con lo que soportan más peso y desgaste. Además, la fricción en maniobras desde parado también acaba antes con su vida útil.

Lo ideal sería que cuando se cambien éstos se sustituyan también las ruedas traseras, pero ello supone duplicar el presupuesto cuando en realidad los neumáticos posteriores todavía se encuentran en un estado óptimo de utilización.

Si se van a cambiar sólo las dos ruedas de un eje, lo más aconsejable ‑por no decir obligatorio‑ es que los neumáticos nuevos se coloquen en la parte trasera, por distintos motivos:

MAYOR ESTABILIDAD

En una situación límite, un coche con motor en posición delantera siempre perderá antes el agarre en la parte posterior debido a que ésta tiene menos peso. Para compensar esta diferencia es importante que los neumáticos más nuevos y por tanto con mayor adherencia estén siempre en el eje trasero.

MEJOR CONTROL

Una vez perdido el control del vehículo es más fácil llevar al sitio la parte delantera en la que contamos con el guiado natural de la dirección, que la parte trasera, en la deberíamos ejecutar un no siempre sencillo contravolante para contrarrestar el sobreviraje. Es por ello que es aconsejable contar con unos neumáticos con mejor agarre en la zaga, para evitar pérdidas de control en esta comprometida zona.

MEJOR PINCHAR DELANTE

Cuando el neumático está desgastado es más sencillo sufrir un pinchazo. Si se circula a alta velocidad es mejor que éste se produzca en las ruedas delanteras ya que de nuevo es más fácil retomar el control del morro que de la parte trasera del coche. En consecuencia, siempre es mejor contar con unos neumáticos menos desgastados en la zaga para evitar un pinchazo en este eje.

MENOR RIESGO DE AQUAPLANING

El aquaplaning es una de las situaciones más peligrosas que podemos sufrir en un vehículo. Se produce cuando los neumáticos no son capaces de evacuar todo el agua que hay en el suelo y se crea una capa bajo de las ruedas que hace que el coche flote sobre el asfalto. El peso del motor puede contrarrestar esta situación en el eje delantero, pero la ligereza en la zaga hace necesario que contemos con neumático con un buen dibujo para poder evacuar todo el agua que sea posible.

Todos éstos consejos no servirían para un coche con tracción total, ya que un neumático más desgastado tiene menor diámetro y por tanto da más vueltas que los nuevos en el mismo recorrido. Si en un 4x4 cambiamos sólo las ruedas de un eje estaremos forzando a que el diferencial trabaje sin descanso para equilibrar esta diferencia y por tanto sometiéndolo a un mayor desgaste que puede derivar en una prematura y costosa rotura del sistema.