Si lo que se busca es la excelencia en aquello que se le demanda a una berlina: confort, habitabilidad, fiabilidad, sencillez de manejo, seguridad... pocos coches ofrecen una respuesta tan acertada como la Clase C de la firma Mercedes-Benz.

Recientemente tuvimos la ocasión de probar la versión 220 D, es decir, la que monta el motor diésel de 2.2 litros y 170 cv, acoplado a la caja de cambios automática de 7G-Tronic. Por sus características y eficiencia, esta puede ser sin duda la opción más equilibrada de toda la oferta de la berlina media de la firma alemana.

Con la excelente gestión del cambio a la hora de transmitir al eje trasero los 400 Nm de par motor, se goza tanto en arrancadas desde para como en recuperaciones por carretera de una contundente y progresiva aceleración, acompañada de un agradable sonido del motor y de una suavidad de trabajo realmente destacable. Esto último optimiza más si cabe la soberbia calidad de vida a bordo de la que disfrutan los cinco ocupantes que pueden viajar a bordo de esto modelo.

Además de un notable espacio en todas las plazas, el habitáculo cuenta con un nivel de insonorización excepcional, con materiales y ajustes de primera calidad, y con tecnología de infoentretenimiento y conectividad de última generación para crear un entorno totalmente digitalizado y conectado.

Otro apartado en el que se cuenta con los últimos avances del mercado es en el de seguridad y ayuda a la conducción, dos aspectos fundamentales para el tipo de cliente que se decanta por una berlina. recorrer largas distancias al volante de la Clase C es una auténtico placer, ya que la seguridad y confort que percibe el conductor se potencia con un sinfín de sistemas que velan por su seguridad. Entre ellos, cabe destacar el de velocidad de crucero adaptativo y el de mantenimiento de carril, que al trabajar en conjunto permiten un manejo que, sin ser la tecnología semiautónoma de las clases superiores de la firma alemana, sí permite una mayor relajación en la conducción.