Balears, que en la anterior crisis tiró del carro del país liderando meses y años de forma ininterrumpida la regeneración de su tejido productivo y del empleo y la recuperación económica es hoy, de muy lejos, la comunidad más castigada por un virus que nos hunde en una crisis que ya nos afecta a todos.

La economía de Balears se ha descolgado de la del resto del país. Los últimos meses, los datos vienen confirmando que el paro se ha estado duplicando en Balears mientras que la media de España arrojaba incrementos del 22 al 25% y cuando en la segunda comunidad peor situada después de la nuestra el aumento del paro no alcanzaba el 30%. Somos los últimos y estamos a más de 60 puntos porcentuales de distancia del segundo peor clasificado.

Balears experimenta una recesión sin precedentes, con una contracción de la economía que en el segundo trimestre fue del 35,6% superando en más de un 60% la caída media de la economía de España y con una destrucción de empresas que ya fue del 13%. Pero en los últimos meses el aumento del paro cuadruplica la media nacional, la destrucción de empleo la quintuplica y, en octubre, la caída de la afiliación a la Seguridad Social en Balears ha multiplicado por ocho la media del país.

Es el shock más impactante que ha sufrido la economía de Balears en su historia. Con todos los sectores y todas las islas en negativo. Con unas bajísimas expectativas que han desplomado el consumo y la inversión. Por ello, creo que es hora de que la siempre generosa Balears reciba cuidados intensivos y urgentes y, sobre todo, no ser ‘dejada atrás’.

Como provengo del sector sanitario -y felicito aquí por sus esfuerzos e ímproba labor a los profesionales de la sanidad privada y pública en estos meses tan difíciles- mi receta es (1) control de la pandemia para poder recuperar la demanda de bienes y servicios y reactivar la economía. (2) Planes sectoriales de reactivación y (3) planes formativos para que cuando los motores vuelvan a estar en marcha estemos preparados para despegar. Tres ámbitos en los que nos queda mucho por recorrer porque si no ¿qué pasará después de los ERTE?

El único camino es que unamos esfuerzos sector público y sector privado. Pero no con una colaboración público-privada cualquiera. Debe ser una colaboración real, eficaz y tangible, basada en un diálogo social sin imposiciones, sino con soluciones consensuadas, dando cabida a la participación efectiva del empresariado en la toma de decisiones. Un diálogo que propicie medidas que, de forma ordenada, incentiven la inversión y contribuyan a aumentar el crecimiento potencial de la economía, que sean herramientas útiles para proteger a las empresas, porque somos las empresas las que creamos empleo… y estamos deseando hacerlo.

Si Diario de Mallorca reconoce en esta edición de sus premios el diálogo social del que CAEB forma parte, y por ello nuestro agradecimiento, seamos inteligentes y ayudémonos los unos a los otros para recuperarnos cuanto antes porque los ciudadanos de Balears ya están pagando las consecuencias y nos exigen, y se merecen, que lo hagamos.