La pandemia de la covid-19 le puso en la encrucijada. 74 días en la UCI, un mes en planta y una lenta recuperación. Es médico pero en este caso ha estado más tiempo al otro lado de la batalla. Ahora tiene otra perspectiva. Como personal sanitario y como paciente que ha superado una larga lucha contra el coronavirus su mensaje en esta nueva ola es claro: «Hay que ser solidarios y poner cada uno de su parte para frenar los contagios. Tomar las medidas de distanciamiento y aislamiento necesarias. La pandemia es real».

Recoge el Premio Diario de Mallorca en nombre del personal sanitario. ¿Qué supone esta distinción para un sector que lleva desde marzo al pie del cañón en esta batalla contra la covid-19??

Es un premio totalmente merecido por la carga de trabajo tanto en la primera como en esta segunda ola, por su responsabilidad y por el riesgo de contagiarse. La sociedad debe tener presente el sacrificio, la implicación y el riesgo al que se exponen los profesionales sanitarios. Debemos estar orgullosos de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo.

¿Qué mensaje lanza a la sociedad como médico pero también como paciente que ha batallado contra el virus?

Aunque sea tedioso, hay que aguantar el distanciamiento y el aislamiento. Hasta que no tengamos una vacuna eficaz no nos queda otra que seguir la línea de autoprotección porque la alternativa es saturar los hospitales y tener una mortalidad inasumible.

¿Qué ha sido lo más duro en su lucha contra el virus?

Lo más duro fue el momento en que desperté y me di cuenta que estaba en la UCI y el número de días que llevaba en estado crítico. Tenía grandes dudas de hasta dónde sería capaz de recuperarme. Fue el momento más duro porque tenía la incertidumbre de si llegaría a recuperarme. 

Puntuales a las ocho, los aplausos de la ciudadanía eran para los sanitarios pero ¿realmente cómo está el sector?

La verdad es que empiezan a estar saturados. Hubo un periodo de descanso a finales de julio que parecía que la pandemia había pasado. Había expectativas en que los repuntes llegarían bien entrado el invierno pero el repunte ha hecho acto de presencia en cuanto ha habido un mes de relajación de las medidas de distanciamiento. Tenemos los mismos problemas que hace seis meses con la salvedad de que hemos avanzado en el conocimiento de la enfermedad. Los tratamientos a pacientes críticos son más eficaces, pero la proporción de pacientes que empeoran gravemente es muy similar y si la pandemia se extiende de forma muy rápida volveremos a encontrarnos con una situación más crítica que en marzo y abril.

De todas formas, esta nueva ola ha cogido al sistema sanitario más prevenido.

Efectivamente. El personal sanitario conoce mejor cómo autoprotegerse y los tratamientos también han mejorado, ello, supone una reducción de la mortalidad, sobre todo de los pacientes críticos. De todas formas, no quiere decir que haya una reducción en la incidencia de nuevos casos que eso sí depende de la población.

En marzo se quejaban de la falta de material...

Ahora hay material suficiente y el personal sanitario tiene más experiencia.

¿Cómo ha afectado el confinamiento y las restricciones de movilidad en la salud o bienestar de las personas?

En general, los pacientes ancianos tiene mucho miedo, miedo a acudir al hospital, a contagiarse, no salen de casa y esto es positivo porque frena el contagio pero hay otras enfermedades a parte del coronavirus que precisan el contacto médico urgente. Dejar de asistir al hospital por miedo a contagiarse pone en peligro al paciente. La gente joven en la primera oleada cumplió muy bien las restricciones, pero ahora cuesta cumplir las medidas. Llueve sobre mojado. Y es que hay la percepción de que en individuos jóvenes la tasa de complicaciones es menor. Es verdad que el perfil de paciente contagiado ha cambiado. Ahora es más joven que hace seis meses. Tienen menos complicaciones pero al haber muchos asintomáticos, hace que la pandemia siga activa porque aunque no tengan síntomas sí contagian días antes de aparecer. Esto, ahora, está claro y justifica que no se acabe de resolver la pandemia.

Algunos expertos abogan por no volver al confinamiento total mientras que otros lo exigen para no ir directos al colapso. 

La dinámica varía de una semana a otra. Zonas con baja incidencia, en diez días pasan a tenerla alta. Con una tasa superior a los 100 casos por cada 100.000 habitantes hay que estar atentos. Si estamos en la tasa creciente, hay que confinar y localizar los focos pero no extender un confinamiento en zonas que no lo precisan. Eso sí, hay que tener claro que la situación es muy dinámica y puede cambiar.

Y en pleno estado de alarma, huelga de médicos...

Ha sido una medida de protesta ante una permisibilidad de la Administración que consideramos excesiva para que a profesionales que no tienen la titulación al 100% se les permita ejercer de forma puntual mientras a los demás se nos ha exigido una titulación de seis años de carrera y el MIR. Sin este filtro, te hace dudar de la calidad existencial que puedan ofertar.    

 «Con este decretazo se están cargando la sanidad pública», avisa el Sindicato Médico. ¿Ahora será necesario buscar una vacuna para la sanidad pública?

 Es una decisión que no ha venido para quedarse, sino para solventar un problema puntual. No nos ha hecho gracia, pero esperamos que no sea algo definitivo. Es una manera de permitir salvar una situación crítica tirando de mano de obra de baja calidad.