La comida para llevar le gana terreno a los bares con menús del día en Mallorca
La patronal de restauración de las islas lamenta el momento difícil por el que atraviesa el sector debido a la competencia abierta por los supermercados y las nuevas medidas impuestas por Madrid

Los puestos de comida para llevar, tradicionales y ahora extendidos en los supermercados, le comen el terreno a los bares y restaurantes con menu del día / B. Ramon

Los bares y restaurantes de Mallorca que incorporan menús del día en su oferta están viendo como parte de su clientela tradicional es absorbida por los establecimientos que ofrecen comida para llevar y por un número creciente de supermercados que han incorporado este tipo de servicios, creando incluso pequeños comedores dentro de estos locales, según lamenta el vicepresidente de Restauración-CAEB y presidente de la confederación balear de este sector, Alfonso Robledo.
Según este representante empresarial, su actividad está atravesando unos momentos difíciles a causa del crecimiento de la citada oferta a lo que se suman algunas de las nuevas medidas impuestas por el Gobierno central y el importante incremento salarial que ha tenido que aplicarse este año.
Robledo admite que la oferta de comida para llevar está teniendo un notable crecimiento en la isla, favorecido por la implantación de supermercados (se señala el caso de Mercadona como el exponente más claro) con oferta de platos preparados para llevar pero que también se pueden consumir en los pequeños comedores que se han habilitado para ello en estos locales. Incluso indica que hay trabajadores que adquieren estos productos para consumirlos en algún banco de la vía pública.
A ello suma el aumento de los establecimientos tradicionales de comida para llevar, en los que resulta habitual ver a personas haciendo cola en su exterior para poder acceder al interior de sus instalaciones.
Competencia en precio
Robledo reconoce que aunque la oferta de menús del día de muchos bares y restaurantes es más completa que la que puede conseguir en un supermercado, a los primeros les resulta muy difícil competir en precio con los segundos, al tener unos costes de personal más elevados. En este aspecto, señala que hay menús en establecimientos de restauración que se consiguen por 12 o 15 euros, pero que incluso así ese precio puede resultar más costoso que el de los platos preparados.
Hay que recordar que ha sido el propio presidente de Mercadona, Juan Roig, el que ha pronosticado que en unos 25 años muchas viviendas ni siquiera dispondrán de cocina por el auge que van a adquirir los platos preparados, de ahí la decisión de incorporar esta oferta en sus supermercados.
El portavoz balear manifiesta que para muchas personas que viven solas o para parejas en ocasiones resulta más rentable recurrir a las comidas fuera de casa que hacerlas en el domicilio, pero que los que más se están beneficiando de este hecho son los locales que ofrecen platos preparados.

Alfonso Robledo, presidente de la confederación balear de restauración / B. Ramón
El presidente de la citada confederación balear indica que esta creciente competencia está agravando los problemas por los que atraviesa la restauración de la isla, incluido el de una clientela local que está perdiendo poder adquisitivo debido al fuerte aumento de los costes que soporta para poder acceder a una vivienda, una situación que se señala igualmente desde las patronales del comercio.
En este aspecto, añade que la restauración ha tenido que soportar este año un incremento salarial del 6% fruto del nuevo convenio de hostelería de las islas, a lo que suma en encarecimiento de materias primas que viene soportando durante los últimos años y de los alquileres.
Verifactu
Alfonso Robledo pone de relieve que uno de los problemas a los que se enfrenta su sector es la implantación del Verifactu, un sistema de facturación que puede ser verificado por la Agencia Tributaria, que debe de aplicarse el próximo 1 de enero en el caso de los contribuyentes del Impuesto de Sociedades, y desde el 1 de julio para el resto de empresas y de los autónomos.
El presidente de la confederación balear de restauración afirma que las reticencias que esta nueva exigencia genera no están relacionadas con posibles pago en negro, sino por la carencia que tienen muchos pequeños bares y restaurantes de las herramientas tecnológicas necesarias para ello, lo que supone más gastos y mayores complejidades a la hora de mantener el negocio.
Robledo pone de relieve que este aumento de las dificultades para llevar un pequeño negocio de restauración permite prever el cierre de algunos de estos establecimientos.
Duro noviembre
Un punto que el presidente de la confederación balear de restauración subraya es que este sector se va a enfrentar en noviembre a uno de los meses más duros del año, junto con febrero, para su actividad, al coincidir con la conclusión de la temporada turística y la desaparición de buena parte de la clientela extranjera, lo que conlleva además el cierre de una buena parte de los bares y restaurantes de las zonas de costa.
Robledo añade que durante este mes muchas familias residentes reducen su gasto en restauración con el fin de ahorrar para Navidad.
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