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"Vimos un patio lleno de marcas de ejecuciones": el testimonio de las dos mallorquinas integrantes de la Flotilla liberadas por Israel

Lucía Muñoz y Alejandra Martínez, activistas de Podemos, relatan a Diario de Mallorca las duras condiciones de su detención tras participar en la expedición humanitaria: denuncian maltrato, falta de asistencia consular y critican la respuesta del Gobierno español

“No volveremos a Mallorca hasta que Reyes Rigo esté también en casa”, afirman

VÍDEO | Las primeras palabras de las mallorquinas Lucía Muñoz y Alejandra Martínez tras su detención.

Podemos

Jordi Sánchez

Jordi Sánchez

Palma

Las mallorquinas Lucía Muñoz y Alejandra Martínez, activistas de Podemos, regresaron a España a medianoche del martes, menos de 24 horas antes de atender a Diario de Mallorca desde Madrid. Llegaron tras varios días de retención en Israel, después de participar en la Flotilla humanitaria con destino a Gaza, una misión impulsada por organizaciones internacionales para romper el bloqueo al enclave palestino y denunciar la situación de su población que terminó siendo asaltada por la Armada del país hebreo.

“Estamos cansadas, pero sobre todo preocupadas por Reyes, porque se ha quedado gente atrás”, afirma Muñoz, en referencia a Reyes Rigo, también mallorquina y aún retenida por las autoridades israelíes. Ambas insisten en que no regresarán a Mallorca hasta que su compañera esté de vuelta en España. “Hasta que no esté aquí, no nos iremos”, repiten.

“Tortura de bajo impacto” y humillaciones

Durante la conversación, y tras una jornada maratoniana de entrevistas, las dos activistas detallan las condiciones de su detención, que describen como un trato inhumano y degradante. “Desde el momento del secuestro hasta cuando nos liberaron hemos estado en unas condiciones de tortura de bajo impacto”, denuncia Muñoz. Explica que a personas con enfermedades crónicas “se les negó completamente la medicación” y que los carceleros respondían “con humillaciones y vejaciones constantes”.

Uno de los episodios más duros, recuerda, fue cuando “se llevaron a 57 personas a una jaula antes del juicio, y cuando pidieron un doctor porque había una persona bastante mal, la respuesta fue: ‘como sigáis pidiendo un doctor, os gaseamos’”.

Martínez coincide en el relato. “Nos tuvieron en una jaula abierta bajo el sol. En la cárcel donde estábamos, que antes acogía a presos palestinos, especialmente gazatíes, había una pancarta que ponía ‘La nueva Gaza’ sobre una foto de la ciudad destruida. Vimos el patio lleno de marcas de ejecuciones, manchas de sangre en las paredes y balas en el techo”, explica.

VÍDEO | "Hemos sufrido tortura de bajo impacto": las primeras palabras de las mallorquinas Lucía Muñoz y Alejandra Martínez tras su detención

Podemos

Las dos aseguran que Israel empleó técnicas de desgaste psicológico. “Utilizan todo el rato estrategias de agotamiento y guerra psicológica, y eso lo hacen con personas europeas, con el mundo mirando. Imagina lo que hacen con el pueblo palestino”, señala Muñoz.

Ambas consideran que lo vivido es “una muestra más de la impunidad con la que actúa Israel” y recuerdan que “el bloqueo sobre Gaza es ilegal según la Corte Internacional de Justicia”.

Un juicio de 30 segundos y una deportación no firmada

Las activistas relatan también las irregularidades en el proceso judicial y de deportación al que fueron sometidas. “Mi audiencia judicial, por llamarlo de alguna manera, fue sacarme de la celda y llevarme a un contenedor donde había una señora con una toga, sin abogada ni absolutamente nada”, explica Martínez. “Me preguntó si quería volver a casa y le dije que no iba a firmar nada sin que estuviera mi abogada presente. Me despachó. Fueron 30 segundos de audiencia judicial”, resume.

Muñoz denuncia que la deportación fue, además, un procedimiento político sin garantías reales. “Realmente, en ningún momento firmamos esos papeles de deportación, por una decisión política", explica. “Pero aun así hay personas que firmaron porque necesitaban o querían volverse antes y han pasado el mismo tiempo en prisión que nosotras. O sea, que firmar o no firmar el resultado ha sido más o menos el mismo: volverte un día antes o un día después".

La activista recuerda también las condiciones en las que fue devuelta: “Mis pertenencias no estaban. Hubo gente que sí pudo volver con su mochila, pero a la vuelta la ropa que llevaba no estaba y la mochila tampoco. Me volví con la ropa de la cárcel y el pasaporte en la mano. Tampoco nos pudimos llevar copia del documento de deportación”.

En su descripción de los hechos, Martínez añade que incluso hubo falsificación de documentos: “Se suponía que la gente que firmó la deportación en 72 horas iba a salir en ese tiempo, y era mentira. Luego además falsificaron firmas para la gente. Había personas con enfermedades crónicas que habían firmado por esa razón, para volver antes, y salieron en nuestro vuelo igualmente”.

Críticas al Gobierno y al “lavado de cara” diplomático

Las activistas expresan también su decepción con la gestión del Gobierno español y el papel de la diplomacia durante su retención. “La segunda vez que nos reunimos con el cónsul fue el día anterior a nuestra deportación. No había plan, ni certeza de cuándo nos íbamos a ir”, explica Muñoz. Martínez añade que “los primeros días se nos negó la asistencia consular; pudimos ver al cónsul pero no hablar con él, y la segunda vez apenas fueron cinco minutos”. Según denuncian ambas, “la asistencia consular estuvo principalmente condicionada por la actuación de Israel”

El regreso a España tampoco estuvo exento de polémica. Ambas viajaron en un vuelo militar español, fletado por el Gobierno, y denuncian que no se les ofreció ninguna alternativa civil. “Nos habría resultado mucho más cómodo hacerlo en un vuelo comercial, pero no se nos dio ninguna opción”, apunta Martínez. “Fue un lavado de cara del Gobierno para hacer como que ha hecho algo, cuando en realidad ha hecho lo mínimo posible y además a costa de nuestra tranquilidad”, añade.

VÍDEO | Lucía Muñoz, Alejandra Martinez y Reyes Rigo, antes de ser detenidas: “Hemos sido secuestradas por las fuerzas de ocupación israelíes”

Lucía Muñoz Dalda @luciadalda

Muñoz también ha criticado la posición del Ejecutivo respecto al embargo de armas a Israel, cuya votación está prevista para mañana en el Congreso. “Este embargo de armas no es real; llega tarde y no evita la complicidad con un crimen de guerra”, sostiene. “Los embargos se hacen antes de que haya 67.000 personas asesinadas, no después”. El voto de Podemos será clave en la decisión: “El Gobierno aún tiene tiempo de hacer lo que debe y aprobar un embargo de verdad”.

“Nuestra historia no importa, la que importa es la de Gaza”

A pesar del cansancio y del impacto emocional, Muñoz y Martínez insisten en que su historia personal no debe eclipsar la tragedia que vive el pueblo palestino. “Esta historia no es la nuestra”, subraya Muñoz. “Es la historia de una misión humanitaria que iba rumbo a Gaza, un pueblo que está sufriendo un genocidio, una ocupación y una limpieza étnica desde hace décadas. Todo el foco debería estar allí”.

Martínez destaca que, pese a las dificultades, el movimiento de solidaridad con Palestina crece cada vez más. “Hace dos años en Palma éramos quinientas personas en las manifestaciones; ahora ya somos miles”, afirma. “La sociedad civil está harta. Lo que quieren son acciones reales ya”.

A la derecha, l noticia sobre la detención de Reyes Rigo publicada en un medio israelí.

A la derecha, la noticia sobre la detención de Reyes Rigo publicada en un medio israelí. / DM

En ese contexto, las activistas llaman a la movilización y a la huelga general convocada para el próximo 15 de octubre, en apoyo al pueblo palestino. “Tenemos que seguir organizándonos hasta que Palestina sea libre”, insisten. “Vamos a seguir yendo, una y otra vez, hasta que los palestinos puedan vivir sobre su tierra y hasta que Reyes esté también en casa”.

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