La construcción balear «sobrevive» por los inmigrantes con uno de cada cuatro empleos
Uno de cada cinco trabajadores de la hostelería de las islas tiene nacionalidad no comunitaria
Patronales, sindicatos, Govern y oposición reconocen que la economía del archipiélago no es viable sin extranjeros

La construcción balear destaca por su elevada tasa de trabajadores no comunitarios. / G. Bosch

«La construcción balear sobrevive gracias a los inmigrantes. Sin ellos las obras no salen, esa es la realidad». La frase no procede de alguna ONG, sino que el reconocimiento a la labor de los trabajadores no comunitarios parte de la directora general de la asociación balear de constructores, Sandra Verger, a la que se suman otros representantes empresariales, sindicales, del propio Govern o de la oposición. Los datos les respaldan.
Las cifras de afiliados a la Seguridad Social en las islas son rotundas. Durante el pasado mes de agosto, en las islas estaban ocupadas 649.513 personas. Pues bien, 162.110 eran extranjeras, lo que supone el 24,9% del total. No hay ninguna otra comunidad autónoma con una tasa tan importante. Pero si nos ceñimos a los trabajadores con nacionalidad de países no comunitarios, ese número fue de 95.854, es decir, el 14,7% del total. Uno de cada siete.

Sandra Verger / Constructores
Más llamativos son los datos si nos ceñimos a dos de los principales pilares de la economía balear, como son la hostelería (agrupando a hoteles, bares y restaurantes) y la construcción. En el primer grupo aparecen 39.460 personas llegadas principalmente de países de Latinoamérica y Africa, lo que supone el 21,8% o si se prefiere, uno de cada cinco.
Pero si nos vamos a la construcción, ese número es de 14.672, lo que equivale al 24,3%, o por mantener los ejemplos anteriores, casi uno de cada cuatro. Y eso sin tener en cuenta, según subraya Verger, que hay muchas personas nacidas fuera de la Unión Europea que han conseguido la nacionalidad española, especialmente en el caso de los latinoamericanos, por lo que la tasa de los nacidos fuera de nuestro país es incluso superior.

Peso de la inmigración en Baleares / Fuente: INSS
En el caso del comercio, las cifras son significativas: 10.948 trabajadores no comunitarios, el equivalente a un 11,4%. En la industria llegan a 2.776 y también superan el 11% del total.
Todas estas cifras tienen relevancia en un momento en el que desde algunos sectores y partidos políticos se cuestiona el papel de la inmigración en España, vinculándola en buena medida a la delincuencia o al mal uso de los recursos públicos. Porque desde las mismas organizaciones empresariales se recuerda que estos trabajadores cotizan y pagan impuestos para sostener los servicios públicos y el estado del bienestar.
Los políticos
La consellera de Trabajo, Catalina Cabrer, defiende la importancia que la inmigración extracomunitaria tiene para las islas y destaca que es «bienvenida» siempre que se trate de personas que dispongan de los correspondientes permisos de trabajo.

Catalina Cabrer / B. Ramón
En su opinión, la necesidad que de este colectivo tiene Balears es incuestionable, pero subraya que este hecho no debe de hacer olvidar otros aspectos que merecen ser abordados.
El primero es que el colapso que las oficinas de Extranjería sufren en las islas está condenando a vivir en la economía sumergida y a ser víctimas de la explotación a numerosas personas que intentan regularizar su situación, y lanza aquí una crítica al Gobierno central por permitirlo.
En segundo lugar, subraya que lo que no se puede consentir es la entrada inmigración ilegal descontrolada y defiende la necesidad de poner orden.
Además señala el problema de crecimiento poblacional constante de las islas, y aboga por redirigir su modelo económico hacia la calidad en lugar de la cantidad y hacer que la necesidad de mano de obra no siga aumentando.
El diputado del PSIB Llorenç Pou defiende la necesidad de mano de obra extranjera ante un envejecimiento de la población «muy agudo» y para encontrar personas que protagonicen el relevo generacional. Por eso, señala que el peso de la población extranjera en las islas va a seguir aumentando durante los próximos años.

Llorenç Pou / PSIB
Pou denuncia que las críticas que desde algunas formaciones políticas se vierten contra los trabajadores extranjeros «solo se explican desde la ignorancia o desde la irresponsabilidad». «Son personas necesarias para la economía de las islas y no se puede abordar esta cuestión desde el racismo y el odio porque así no se ayuda a la convivencia».
Empresarios y sindicatos
Sandra Verger insiste en la necesidad de los inmigrantes en la construcción y recuerda que se trata de unos trabajos que no resultan atractivos para muchos españoles. Aboga por facilitar que puedan regularizar su situación en las islas ya que así se evita la explotación y se permite que puedan cotizar y contribuir con sus impuestos.
El presidente de Restauración-CAEB, Juan Miguel Ferrer, se suma a las tesis de la consellera de Trabajo y subraya la necesidad de contar con mano de obra extranjera, pero sin que sea óbice para que se deba de combatir la inmigración ilegal. En cualquier caso, defiende que se facilite la obtención de los permisos para regularizar la situación de aquellos que vienen a colaborar con su trabajo y que se les trate con respeto, y destaca la facilitad para integrarse que tienen los llegados de Latinoamérica.

Juan Miguel Ferrer / G. Bosch
El presidente de PIMEM, Jordi Mora, no solo destaca la «multiculturalidad» del mercado laboral balear y la necesidad de contar con trabajadores extranjeros, sino también el peso que este colectivo empieza a adquirir también en el ámbito empresarial, con un creciente número de negocios regentados por chinos o pakistaníes por su carácter emprendedor. Añade que hay actividades que están siendo abandonadas por los españoles, como los hornos para la elaboración del pan, y que son relevados por extranjeros con conocimientos en esta actividad.
La presidenta de CAEB, Carmen Planas, recuerda la escasez de mano de obra y reconoce la necesidad de la inmigración «legal y regulada». Pero al igual que Cabrer, señala la necesidad de apostar por la productividad y la innovación para poder seguir creciendo económicamente sin necesidad de más personal.
Los sindicatos
El papel «imprescindible» que la inmigración juega en la economía balear es expuesto también por los sindicatos. El secretario general de UGT en las islas, Pedro Homar, recuerda que estas personas son necesarias por una cuestión demográfica para dar relevo a una población local cada vez más envejecida y rechaza los discursos «deshumanizadores» de la extrema derecha.
El secretario de Políticas Públicas de CCOO-Balears, Daniel Cámara, califica de «fundamental» para las islas la aportación de la inmigración, y aboga por una «regularización excepcional y masiva» de aquellos que ya están en el país, aunque también con medidas de control de la ilegal. Coincide en que además de ser una cuestión de «solidaridad y humanidad» es una reto demográfico.
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