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“Sin prensa, sin fotos”: así es la estancia en Mallorca de los tripulantes del portaviones Gerald R. Ford

La tripulación del buque de guerra estadounidense cuenta con 4.500 personas, pero ¿dónde pasan sus cinco días libres en la isla?

VÍDEO | El desembarco de marines del portaviones Gerald R. Ford colapsa el Dique del Oeste de Palma de taxis y buses rumbo a... Festival Park

Miguel Vicens

Anastasia-Maria Benjawski

Palma

El mayor portaaviones del mundo, el USS Gerald R. Ford, recaló este viernes en la bahía de Palma con sus 4.500 tripulantes a bordo. Cinco días de permiso en la isla para los marineros norteamericanos que, nada más poner un pie en tierra, buscan ocio, playas y diversión.

Una llegada blindada

A mediodía, los primeros soldados descendían del coloso naval. El ambiente en el Dique del Oeste, donde habitualmente atracan los cruceros, estaba lejos del bullicio esperado: acero, hormigón y puertas cerradas. “Sin prensa, sin fotos”, advertía con seriedad el guardia de seguridad.

Algunos medios locales hablaban de veinte autobuses lanzadera y camiones de comida listos para recibir a la tripulación en el muelle viejo. Sin embargo, lo que encontramos fue un aparcamiento casi vacío, apenas con un autobús en espera.

El secreto mejor guardado

“Si los vais a ver, será en el Dique del Oeste”, nos sopla un trabajador del puerto mientras un pequeño bote parte del portaaviones hacia tierra.

De regreso allí, nos topamos con Chris, una taxista veterana de la isla. Sabe de lo que habla: “En 2022 pasó lo mismo. El problema es que no se les reconoce. No llevan uniforme y la mayoría parecen muy jóvenes, algunos casi adolescentes”, comenta entre risas. Y añade un detalle curioso: “Lo primero que hacen no es llamar a casa, sino abrir Tinder. Aquí no paran de deslizar perfiles durante los cinco días que están de permiso”.

VÍDEO | El mayor portaviones del mundo recala en Mallorca en un despliegue de fuerza militar con Gaza de fondo

David Prado / Juan Prina / E.P.

El desembarco real

Cuando volvemos al dique, la escena ya es otra: autobuses, taxis y soldados que intentan conseguir plaza a toda prisa. Los hay que se dirigen a Palmanova o Illetes, mientras otros prefieren ir por libre en taxi. No resulta fácil hablar con ellos: uno de apenas 18 años confiesa con ilusión que quiere conocer las playas, pero enseguida un superior le corta en seco. “Nada de declaraciones, ni cámaras”.

Entre el ir y venir, aparecen dos jóvenes estadounidenses. Han viajado expresamente para reencontrarse con sus prometidos tras más de tres meses de silencio en alta mar. “Hace dos semanas nos avisaron: ‘Mallorca, cinco días libres’. Compramos los billetes inmediatamente”, cuentan, aunque rehúsan dar nombres o posar para fotos. El abrazo que se dan al fin con sus parejas habla por sí solo.

Magaluf, el gran imán

La verdadera pista sobre el destino de los marineros llega pronto: Magaluf. Allí, aseguran, es donde terminan concentrándose la mayoría al caer la noche. Y no es casualidad. En Estados Unidos el consumo de alcohol está prohibido hasta los 21 años, mientras que en España basta con tener 18. Cinco días en Mallorca son suficientes para dejar esa norma bien atrás.

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