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Condenando por inundar Mallorca de cajas de tabaco de contrabando

El empresario formaba parte de una organización que actuaba desde Barcelona y que utilizaba una carnicería para camuflar las ventas

El tabaco se enviaba desde Barcelona a Mallorca en furgonetas de transporte

El tabaco se enviaba desde Barcelona a Mallorca en furgonetas de transporte / DM

Palma

El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia contra los integrantes de una organización, formada por varias personas, que se dedicaba a la compra de tabaco de contrabando y la posterior venta en distintas ciudades españolas, incluidas la isla de Mallorca. De los integrantes de dicho grupo uno de ellos únicamente se dedicaba a trasladar esta mercancía ilegal a la isla, hasta el extremo de que llegó a inundar Mallorca de cajetillas de tabaco. Este negocio se realizaba a espaldas de la administración, ya que las ventas no se declaraban, ni tampoco se pagaban impuestos por los beneficios que se obtenían. El empresario fue declarado culpable de dos delitos, el de contrabando y el de pertenencia a un grupo criminal. Los tribunales le impusieron una condena de diez meses de prisión, al aplicarle varias atenuantes. Más contundente fue la sanción económica que tendrá que abonar, que suma la cifra de 40.000 euros.

Esta organización trabajaba desde Barcelona, en concreto desde la ciudad de Terrassa. El grupo lo formaban seis personas, pero uno de ellos era el líder. Como tapadera se utilizaba una carnicería, desde donde se organizaba la compra y posterior venta de todo este material de origen irregular.

La organización contaba con varios proveedores que le facilitaban la mercancía. En ocasiones el tabaco se transportaba a través de autocares que realizaban la ruta entre Marruecos y España. Otras veces contaban con proveedores de Senegal y también adquirían el tabaco de contrabando en Andorra.

La organización contaba con varios locales, o pisos particulares, donde se guardaba la mercancía que se adquiría. El material se solía recibir cada dos días, lo que evidenciaba el importante flujo de ventas que logró tener dicha organización irregular.

El empresario catalán que enviaba este tabaco a Mallorca también disponía de contactos en el extranjero y proporcionaba material a sus compañeros de organización. Para enviar el tabaco a la isla lo que hacía era enviarlo a través de una empresa de transporte. Sin embargo, esta actividad levantó las sospechas de las fuerzas de seguridad, que siguieron uno de los camiones de transporte y lograron interceptar un envío. En el vehículo había casi 1.800 cajetillas de tabaco de una marca norteamericana, sin los correspondientes precintos. Hacienda calculó el precio de la mercancía en más de 8.500 euros.

A través de la documentación incautada se comprobó que no se trataba del único envío de este material que había organizado para que se distribuyera en Mallorca. Anteriormente había realizado cuatro transportes, con mucho más tabaco, sospechando que el valor del material, al margen de los beneficios que habría obtenido en su venta, superaban los 15.000 euros.

No fue hasta meses más tarde cuando se logró averiguar que este empresario catalán no actuaba solo, sino que lo hacía a través de la cobertura que le proporcionaba una organización dedicada a esta actividad ilegal.

La Policía inició una investigación sobre los sospechosos que fueron identificados. Se realizaron pinchazos telefónicos y de esta manera se lograron intervenir conversaciones, tanto con los proveedores, como con los compradores que adquirían este material. Se averiguó que en apenas unos meses la organización adquirió más de cien mil cajas de tabaco, de distintas marcas, obteniendo unos beneficios de más de 400 mil euros.

En el domicilio del empresario que enviaba el material a Mallorca se intervino cartones de tabaco y parte del dinero que había obtenido como beneficio.

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