Así era el verano en Mallorca hace 50 años: sombra, albercas y la siesta como ritual

Una publicación nostálgica revive en redes sociales cómo se vivía el calor estival en la isla antes del turismo de masas y el aire acondicionado

Así era el verano en Mallorca hace 50 años: sombra, albercas y la siesta como ritual

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Palma

Mallorca vivía el verano de otra manera hace medio siglo. Lejos del asfalto caliente, los atascos hacia las calas y los aires acondicionados, la isla combatía el calor con lo esencial: el mar, la sombra de los porches, las fuentes de los patios y una siesta “sagrada”. Así lo recuerda una publicación que ha despertado la nostalgia de cientos de usuarios al compartir imágenes y reflexiones sobre cómo se vivía el verano en Mallorca hace 50, 60 o incluso 100 años.

Sin aire acondicionado, sin ventiladores portátiles… solo el mar, la sombra de un porche y el sonido de las cigarras”, dice el texto que acompaña una serie de fotografías de archivo donde se ven calles empedradas y vecinos reunidos en los porches de sus casas, con balancines en la acera.

El frescor de las noches y la paz de los pueblos

Entre los cientos de comentarios que ha generado la publicación, muchos coinciden en que la vida antes era más simple y más fresca. “También hacía más fresco por la noche… Si no, mirad los registros de temperaturas. De día el mismo calor, pero por las noches bajaba de 20 y se podía dormir con las ventanas abiertas sin problema”, apunta un usuario.

Otro recuerda cómo se aprovechaba la noche en los pueblos: “Sacaban los balancines a la fresca, era lo más tranquilo. Se conocían los vecinos y se saludaban. Yo nací en Palma, pero mi padre estaba destinado en Sóller. Allí pasamos nuestros primeros años de críos. Aprendimos a gatear por la playa y a nadar antes que a caminar”.

Muchos de los comentarios evocan una isla en la que, aseguran, “se vivía mucho mejor que ahora”, sin turismo desbordado y con más contacto humano. “Qué bonito era, y encima podías dejar las llaves en la puerta”, rememora con humor una usuaria. “Ir al Trenc, a la plaza Gomila, salir de noche sin sustos”, añade.

La publicación ha servido como un pequeño homenaje a una Mallorca que aún permanece en la memoria colectiva, especialmente de quienes vivieron esos veranos sin aire acondicionado, pero con tiempo para todo. Una Mallorca donde el lujo era una sombra fresca y el plan perfecto, una tarde sin hacer nada.

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