Fuego, agua y rituales para atraer la buena suerte en Sant Joan

La noche del 23 de junio, la más corta del año, se llena de magia, supersticiones y costumbres ancestrales que marcan el inicio del verano en la isla

Dimonis el son del fuego y los tambores durante la pasada Revetla de Sant Joan.

Dimonis el son del fuego y los tambores durante la pasada Revetla de Sant Joan. / Manu Mielniezuk

Palma

Para muchos mallorquines, una de las noches más especiales del año es la verbena de Sant Joan. La noche del 23 de junio, que antecede al día de San Juan Bautista, se vive en Mallorca como una explosión de energía, tradición y espiritualidad. Esta celebración, que mezcla ritos paganos con festividad cristiana, coincide con el solsticio de verano, un momento simbólico que da inicio a una nueva etapa marcada por la luz, la renovación y los deseos de cambio.

Fuego y agua: los grandes protagonistas

Los elementos clave de esta noche son el fuego y el agua. El primero, símbolo de transformación, es el centro de muchas ceremonias populares: saltar una hoguera se considera un acto purificador y de buena suerte, al igual que quemar en ella los pensamientos negativos o deseos escritos en papel. Se trata de un gesto de liberación, para dejar atrás lo malo y dar paso a lo nuevo con energías renovadas.

El agua, especialmente la del mar, cobra también un papel fundamental. Bañarse a medianoche no solo es una tradición festiva, sino un acto cargado de significados: purifica, protege, embellece y, según creencias populares, favorece la fertilidad. Algunas mujeres se sumergen en sus aguas con la esperanza de concebir, mientras otros simplemente buscan protegerse de las malas influencias y comenzar el verano con salud y buena fortuna.

Raíces paganas y cristianas

Aunque hoy es una fiesta que combina lo popular con lo espiritual, sus raíces se remontan a los antiguos cultos al sol. Encender hogueras era un modo de ayudar al sol a conservar su fuerza, en un momento del año en que los días comienzan a acortarse tras alcanzar su punto máximo de luz.

Más tarde, la Iglesia Católica adaptó la festividad, asociándola con el nacimiento de San Juan Bautista, el 24 de junio, seis meses antes del nacimiento de Jesús. Según la Biblia, fue su padre, Zacarías, quien mandó encender una gran hoguera para anunciar su nacimiento, dando pie así a una de las tradiciones más antiguas y simbólicas del calendario cristiano.

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