Los jóvenes de Baleares solo se pueden permitir un piso de 17 metros si quieren vivir solos

Los nacidos en las islas tienen menos posibilidades de emanciparse que los llegados desde la Península, América o África

Jóvenes mirando una inmobiliaria.

Jóvenes mirando una inmobiliaria. / EFE

Guillem Porcel

Guillem Porcel

Palma

Los jóvenes que viven en Baleares lo tienen cada vez más difícil para emanciparse de sus padres. Si se juntan varios menores de 30 años para compartir una vivienda, solo pueden asumir el alquiler de un inmueble de 40,7 metros cuadrados. El caso es aún peor si se trata de una persona asalariada que quiere irse a vivir sola: solo puede permitirse una vivienda de 17,7 metros cuadrados.

Según los datos del último Observatori d'Emancipació del Consejo de la Juventud de España, existen diferencias significativas dependiendo del lugar de nacimiento. La tasa es del 8,4 por ciento entre los nacidos en las islas, mientras que se eleva hasta el 26,8 por ciento entre las personas que provienen de las otras comunidades autónomas. En cuanto a los jóvenes que nacieron en el extranjero, la tasa de emancipación se sitúa en el 27,2 por ciento.

También se observan variaciones por la región de origen. Los jóvenes que proceden de América presentan una tasa de emancipación del 23,3 por ciento, mientras que los que vienen de África alcanzan el 39,8 por ciento. Asimismo, la emancipación residencial en Baleares tiene una relación directa con el nivel educativo de las personas. La tasa de emancipación entre las personas que han acabado los estudios superiores es del 29,6 por ciento, frente al 11,9 por ciento de los jóvenes que solo tienen estudios secundarios postobligatorios. En el caso de los que únicamente tienen estudios obligatorios, solo el 8,9 por ciento puede independizarse.

Actualmente, el alquiler a precio de mercado continúa siendo la opción mayoritaria entre los jóvenes emancipados en Baleares, con un 45,7 por ciento del total. Esta modalidad ha aumentado 12,5 puntos porcentuales respecto al año anterior. La proporción de jóvenes con una vivienda en propiedad y con hipoteca se sitúa en el 22,9 por ciento, mientras que un 14,7 por ciento reside en una vivienda donde paga un precio de alquiler inferior al del mercado.

La cesión gratuita representa el 13,3 por ciento de las situaciones residenciales y un 24,9 por ciento vive en viviendas en propiedad ya pagadas. Compartir vivienda continúa siendo habitual: el 27,3 por ciento de las personas que viven de alquiler lo hace en pisos compartidos.

Más riesgo de pobreza que emancipados

Baleares tiene más jóvenes en riesgo de pobreza (15,7%) que emancipados de su hogar (15,3%). Además, más del 43 % no cuenta con ingresos ordinarios y los salarios —tanto nominales como reales— siguen sin ser suficientes para garantizar una autonomía plena. Únicamente 15 de cada 100 jóvenes de entre 16 y 29 años reside fuera del hogar familiar, lo que supone un descenso de 1,05 puntos porcentuales respecto al año anterior. Esta cifra se sitúa en niveles similares a la media estatal y refleja las persistentes dificultades estructurales que enfrentan los jóvenes para acceder a una vivienda propia.

El acceso a la vivienda sigue siendo uno de los principales frenos para la independencia juvenil. El alquiler medio en el mercado libre absorbía el 59% de los ingresos netos de un hogar joven o el 135,9 por ciento del salario de una persona que quiera vivir sola, mientras que la compra de una vivienda nueva requería un esfuerzo equivalente a 22,1 veces el salario bruto anual de una persona joven asalariada. Estas cifras están muy por encima de los umbrales de asequibilidad recomendados.

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