El Govern del PP es el buffet libre de Vox

Manuela Cañadas pasa delante de Marga Prohens durante un pleno del Parlament / EFE
Gabriel Escarrer inventó el buffet libre en los hoteles, y Marga Prohens lo ha trasladado a la política. El Govern del PP es el sírvase usted mismo de Vox, un todo incluido donde la ultraderecha disoluta y disuelta agarra la comida con las manazas, la consume sin utilizar cubiertos, arroja fuera de sí los sobrantes como si se tratara de Gabriel Le Senne con el retrato de Aurora Picornell.
El Govern «en solitario» de Prohens se parece cada vez más al Govern «en solitario» de Vox. Cuando llegue la UCO, la presidenta reclamará la inocencia de quien se esforzaba en no enterarse de nada, como Sánchez. Una vez agasajados los vándalos con correajes, el Ejecutivo balear retira los despojos de la mesa y se encoge de hombros, «ya sabéis que nosotros hablamos un catalán muy pulido».
La legislatura comenzó con la firma de 110 puntos en un «Acuerdo de Gobierno» redactado en Madrid por Vox, y que no ha leído ningún miembro del Govern popular, pruebe a plantearles una pregunta al respecto. Dos años más tarde, la alianza presupuestaria se establece entre «Vox y PP», por este orden y con medio centenar más de cláusulas a incumplir.
Ayer mismo, Vox exige que el buffet libre incluya el tratamiento a la inmigración irracional como si estuviera compuesta por ganado, y sustrae más de veinte millones para obligar a que los rojos se expresen en castellano de una maldita vez. En Mallorca, no en Estados Unidos, donde Trump ha colocado al español en el lugar que merece.
El PP accede con tal solicitud a los mandatos de Vox que se arriesga a que sus jefes de la ultraderecha disoluta y disuelta sufran un empacho. Los neofranquistas provincianos se pelean en masa con la dictadura de Abascal, pero ni locos abandonan el escaño en un Parlament que pretendían cancelar y que ahora es un lugar de trabajo ideal.
Prohens puede alegar que sigue la doctrina de Feijóo, inflar a la ultraderecha fingiendo que se escandaliza de los excesos en el buffet. De ahí que el PP haya conseguido bajar en las encuestas decentes, mientras se disparan sus vecinos glotones. El Govern no quiere una política, suspira por una excusa. ¿Está de acuerdo la presidenta en cercenar los derechos LGTBI al estilo Orban?
Tragan a dos carrillos, pero ni se sabe en qué consiste exactamente Vox Balears. No tienen la mínima intención de defender a los españoles de Mallorca, ya Manuela Cañadas quiso expulsarlos de las playas con independencia de su ideología, y otro uniformado desea que los coches extranjeros sigan teniendo más ventajas en España que los locales. Vox es un partido antiespañol, encantado con el avance de la invasión suecoalemana mientras roe los últimos huesos. Buen provecho.
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