Premi Diario de Mallorca | Ciència i Investigació
Catalina Sampol, jefa de sección de Medicina Nuclear de Son Espases: «La técnica del ganglio centinela en el cáncer evita las cirugías innecesarias»
Dirige el equipo de Cirugía Radioguiada que ha ganado el Premi Diario de Mallorca, compuesto por cuatro médicas nucleares y una enfermera, gracias a una técnica que reduce al mínimo la agresividad quirúrgica en las operaciones de cáncer

Bernardo Arzayus / Guillem Bosch

¿Qué significa para su equipo recibir un Premi Diario de Mallorca?
Me ha emocionado que se dé visibilidad a una técnica que ha cambiado la forma de tratar el cáncer en muchos pacientes. Este premio valida una lucha que empezó hace más de veinte años, cuando implantar esta técnica fue todo un reto. No fue fácil convencer a los cirujanos de que las operaciones podían ser menos agresivas. En aquel momento, lo habitual era vaciar todos los ganglios, lo que generaba muchas secuelas. Nuestro objetivo era reducir las cirugías, y eso iba en contra de todo lo establecido. Hubo que formarse, hacer una curva de validación con decenas de pacientes, demostrar científicamente que era igual de segura y eficaz que lo anterior. Este premio también es un reconocimiento a todo ese esfuerzo.
¿Qué es la biopsia selectiva del ganglio centinela?
Consiste en inyectar un contraste radioactivo en el tumor o alrededor. Este contraste sigue el camino que recorrería el tumor si se desplazara por el sistema linfático, y se detiene en el primer ganglio que recibe el drenaje directo del tumor: el ganglio centinela. A veces hay más de uno. Lo localizamos y lo extirpamos. Si está limpio de células tumorales, el resto probablemente también lo estén, y evitamos quitar todos los ganglios.
¿Cómo se implantó esta técnica?
Fue un proceso difícil. Iba en contra de todo lo establecido. En aquella época, el estándar era hacer cirugías radicales y eliminar todos los ganglios. Para implantar esta técnica tuve que formarme fuera y empezar desde cero. Tengo que agradecer especialmente al doctor Torrecabota, pionero en mama en Balears. Fue un apoyo clave.
¿Qué ventajas tiene para los pacientes?
Muchas. Evita secuelas importantes como la pérdida de movilidad, infecciones o el linfedema, que es una acumulación de linfa en las extremidades. Antes se daba en un 25% de los casos, ahora lo hemos reducido a un 2%. Además, el tiempo quirúrgico es menor, las incisiones son más pequeñas, y la recuperación mucho más rápida. Muchos pacientes pueden volver a su vida normal en pocos días.
¿Tiene riesgos o efectos secundarios?
Siempre puede haber complicaciones, ninguna técnica es perfecta. Pero los riesgos se reducen al mínimo. Es una técnica muy segura y las complicaciones han sido mínimas desde que la implantamos en Balears.
¿En qué centros se aplica?
El equipo de médicas nucleares de la Unidad de Cirugía Radioguiada de Son Espases nos desplazamos para dar cobertura también en los hospitales públicos de Son Llàtzer, Inca y Manacor. El año pasado se cerró con unos 150 desplazamientos y más de 250 pacientes atendidos, la mayoría con cáncer de mama. En centros privados también se realiza.
¿En qué tumores se puede aplicar esta técnica?
El cáncer de mama representa cerca del 65% de nuestra actividad, pero lo aplicamos también en cáncer de vulva, de pene, tiroides, cérvix, endometrio, próstata, melanoma... En realidad, cualquier tumor accesible desde fuera, o con ayuda de ecografía, puede beneficiarse de esta técnica.
¿En qué punto del tratamiento llegan las pacientes a su consulta?
Llegan el día antes de la operación. Muchas han pasado semanas o meses de pruebas, están nerviosas, cansadas, a veces colapsadas. En nuestra consulta ya están en la recta final, y en ese momento aparecen muchas preguntas. Nosotras estamos para resolverlas, incluso aunque muchas no sean de nuestro ámbito. Nos preguntan por su patología, por la operación o incluso dónde tienen que ir al día siguiente. Nosotras las tranquilizamos, y también les calma tener una cara conocida junto a ellas el día de la cirugía. Ese también es parte de nuestro trabajo.
Han incorporado recientemente a una enfermera.
Sí, es vital. La incorporamos en el equipo porque muchas veces las médicas estábamos en quirófano o en otro hospital, y eso generaba retrasos. Ahora ella gestiona la parte de la consulta, hace las inyecciones, y está presente siempre que se necesita. Si el paciente quiere hablar con un médico, también estamos nosotras. Pero su presencia ha mejorado muchísimo la atención.
¿Qué perfil tienen los pacientes que acceden a esta técnica?
Son pacientes en estadios iniciales del cáncer, que en principio tienen muchas probabilidades de curarse. Nuestro trabajo permite que el tratamiento sea menos agresivo para las personas que superan un cáncer. Y eso, sin duda, mejora sus vidas.
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