Evaluación Continua

Dudas sobre el televoto: la UIB es como Eurovisión, pero sin audiencia

El rector gana por la mínima enfrentándose a la nada en un proceso electoral ignorado por el 82% de la comunidad universitaria y con reclamaciones sobre cómo se han registrado los votos telemáticos

Jaume Carot, el día de las elecciones.

Jaume Carot, el día de las elecciones. / B. RAMON

Mar Ferragut Rámiz

Mar Ferragut Rámiz

Palma

Esta semana la Universitat ha celebrado las elecciones a rector más raras de su historia, al presentarse (y casi ganar) un candidato inédito: el voto en blanco. Jaume Carot se enfrentaba a la nada y ha ganado por la mínima en un proceso electoral ignorado por el 82% de la comunidad universitaria. La ajustada victoria del aspirante a la reelección y el voto telemático ha generado dudas y reclamaciones en el lado que ha salido perdedor numérico pero vencedor moral, que defiende que todo el proceso tendría que haber sido muchísimo más transparente. Todo como en Eurovisión, pero sin audiencia (ni lentejuelas).

Sentencias y reproches

Un día después de los comicios, el grupo promotor del voto en blanco (anónimo hasta las trancas) ha sentenciado que Carot se queda con una posición "más frágil que nunca" al haber cosechado solo 1.356 votos a favor de un censo de casi 16.200 personas. Los promotores de esta iniciativa, que sí triunfó en la Autónoma de Madrid, fueron señalados por el secretario de la Comisión Electoral, Jeroni Reynés, que criticó que "unos personajes" estuvieran haciendo campaña el día de la votación. Ellos a su vez han señalado al propio Reynés, que pese a su cargo como garante de la neutralidad del proceso, consideran que se posicionó el miércoles al decir a los medios que confiaba que el proceso acabara "con la elección de un rector".

Los datos: la salvación de la ponderación

En la universidad no es necesario que te quiera todo el mundo, lo importante es conseguir el amor de algunos en concreto. Por eso, a Carot seguramente no le ha dolido tanto que el 71% del alumnado haya preferido votar por un tique en blanco que uno con su cara (eso, del 9,8% de alumnos que han votado: el tema de la participación se analizará a continuación). El rechazo de otros sectores le habrán escocido más: del profesorado con vinculación permanente y del resto del profesorado, un 35% y un 37% respectivamente han optado por el voto en blanco. En total, 686 profesores le han respaldado frente a 394 que lo han descartado. Del personal técnico, de gestión y administración y servicios (el PAS de toda la vida) el 51% ha preferido el blanco. La ponderación ha salvado al rector aunque sea por los pelos, ya que los números puros y duros le ganaban: logró 1.356 votos frente a los 1.642 del fantasma sin nombre (al final nadie dio el paso de poner su cara ahí, tras los extraños amagos de Joan Estrany y Jeroni Morey). (Nota para 2031, cuando vuelven a tocar elecciones: no olvidar el mail de un grupo del PDI difundido el martes en el que se llamaba a votar en blanco: "Opción totalmente legítima, cómo explicó el doctor Antoni Bordoy [vicerrector de Personal Docente y compañero de candidatura de Carot] en el mail que envió el viernes pasado", rezaba el correo electrónico, que defendía esta opción de voto como "un llamamiento para que más personas, como el propio doctor Bordoy, den un paso adelante y presenten proyectos más frescos". Ahí queda eso).

¿Dónde ha ido mi voto?

El proceso telemático ha generado suspicacias. La Comisión Electoral recibió ayer varias reclamaciones (el plazo para presentarlas acabó a medianoche) y hoy se pronunciará. Varios profesores han hecho llegar reclamaciones y solicitudes de mayor transparencia (a través de la Comisión Electoral, al Registro General y/o a través del Síndic de Greuges). Algunos docentes han asegurado a este diario que no tienen constancia de que su voto haya sido contabilizado y otros indican que no ha sido ponderado en el grupo en el que les corresponde. Se ha pedido que se publique el listado de códigos de votos (cada votante tiene un voto) y el sector asignado y se ha demandado que si esta publicación llega una vez cerrado el proceso de reclamaciones éste se pueda ampliar.

Participación

Apenas un 18% de los censados le dieron el miércoles al botoncito de votar (ni siquiera había que ir a ningún sitio: lo de ayer no fue pereza, sino manifiesto desinterés). La participación ha caído en todos los sectores, incluido aquellos cuyo voto tiene más peso (un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pero no para ese centenar de profesores con vinculación permanente que el miércoles se abstuvieron). Hoy la sociedad en general 'pasa' de involucrarse en nada y en eso el supuesto epicentro del pensamiento crítico no se diferencia de una comunidad de vecinos. ¿Es el proceso electoral más ignorado de la historia de la UIB? En 2011 la añorada Montserrat Casas aspiraba a la reelección sin candidatura contrincante a la vista y apenas votó el 8,8% del censo. Cabe recordar que en los comicios anteriores, en 2007 tras el fin del único mandato de Avel·lí Blasco, hasta tres aspirantes se presentaron para dirigir la Universitat (Casas, Sergio Alonso y Carles Manera) en primera vuelta y fue necesaria una segunda (Casas vs Alonso). Tres candidatos, qué locura. En 2017, la batalla de Llorenç Huguet y Rafel Crespí de 2017 solo movilizó al 17,6% de los votantes (Huguet se presentaba por cuarta vez).

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