Los chinos de Mallorca se reinventan: de bazares y restaurantes a inmobiliarias y chiquiparks
La comunidad china de Mallorca se reinventa y los más jóvenes han decidido huir de los bazares y los restaurantes, los negocios tradicionalmente asociados a la etnia, para diversificarse en una variedad más grande de oficios
«La segunda generación de chinos tenemos una mentalidad más europea y buscamos un equilibrio entre el trabajo y la vida»

Like Ye regenta un chiquipark en el polígono de SonCastelló. / B. Ramon

«Los chinos ya no queremos trabajar como chinos», es la voz de la juventud. La comunidad china mallorquina se reinventa y los más jóvenes han decidido huir de los típicos bazares, restaurantes y de las interminables jornadas laborales tan asociadas a su etnia.
Son los hijos de esa generación china que vino a la isla a principios de los 2000 a partirse el lomo para proporcionarle un mejor futuro a su familia. Un grupo de personas que llegó como adolescente a Mallorca y que ha estudiado en institutos y universidades locales. Muchos de ellos han crecido con una mentalidad más europea y no quieren ser esclavos de un trabajo.
«Nuestros padres tenían que trabajar doce horas al día porque tenían que mantener a una familia que aún vivía en China mientras se pagaban sus gastos en Mallorca. Nosotros tenemos un colchón más grande que nos da más libertad», asegura Minwei Jiang. El treintañero llegó a la isla en 2001 con 14 años y fundó una inmobiliaria en el barrio de Pere Garau hará ya más de un lustro.
«Algunos chinos que llegaban a la isla no sabían como ni donde comprar una casa y de allí surgió la idea de crear una inmobiliaria», asegura.
La comunidad china en Mallorca es muy solidaria entre sí y muchos de los nuevos negocios nacieron enfocados en ofrecer servicios a los chinos de la isla. «Tenemos un fuerte vínculo entre nosotros y nos solemos ayudar», aclara Jiang.

Minwei Jiang montó hace años una inmobiliaria en PereGarau. / B. Ramon
En la primera parte del siglo XXI la población china en Balears tuvo una gran expansión, al pasar de las 686 personas censadas en el 2000 a las 4.627 en el 2012, una subida de casi un 600%. Sin embargo, este crecimiento se ha ralentizado de forma notoria en los últimos años, ya que en el 2024 los chinos censados en el archipiélago son 5.307, apenas un 14% más en comparación al 2012.
«Antes los chinos venían a Mallorca porque la situación en nuestro país era muy delicada. Ahora la nación ha crecido y menos gente tiene la necesidad de emigrar», explica Jiang.
Precio vivienda
Minwei Jiang explica como otro de los factores que limita la llegada de la clase trabajadora china a la isla es el alto precio de la vivienda: «A Los clientes chinos les gusta comprar porque se sienten más seguros que con un alquiler. No obstante, en 6 años los precios se han doblado y un piso en Pere Garau que antes costaba 150.000 euros ahora cuesta 300.000».
El padre de Jiang vino a la isla a trabajar como albañil en la época de la burbuja inmobiliaria. Jiang explica que su progenitor debía trabajar mucho «para mantenernos a todos», pero que los jóvenes «ya no queremos esto» y asegura que la vida debe ser un equilibrio entre el trabajo y la vida: «Antes todo era trabajar y trabajar y teníamos poco tiempo para la familia. Ahora hay chinos que viajan y disfrutan de su tiempo libre y eso antes era impensable».
Asimismo, el hombre cree que con la pandemia «la mentalidad cambió y ahora muchos quieren disfrutar de la vida».
Además, Jiang fue uno de los fundadores de La Asociación China de las Illes Balears presidida por Fang Ji. «Éramos cuatro o cinco jóvenes con ganas de trabajar y creamos la asociación para ayudar a integrarse a la gente china en mallorca», sentencia.
Centros educativos
Xialin Liu nació en 1990 en la provincia de Hubei, al sur de China, aunque se crio en el norte, en la ciudad de Qingdao. La mujer llegó a Palma hace menos de diez años gracias a un programa de convenio entre el Gobierno chino y el español «Yo estudié Filología Hispánica en la universidad y a algunos estudiantes nos permitieron venir a España».

Xialin Liu es una de las fundadoras del Centre Educatiu de Pere Garau. / Pere Morell
En Palma dirige el Centro Educativo Huayue en pleno barrio de Pere Garau, la zona de Palma con mayor densidad de población china de la ciudad. Además de dar clases de su lengua materna y de castellano.
«Llegué a Mallorca para estar tres años, pero conocí a Fang Li, presidente de la Asociación China de las Baleares, y me pidió colaboración para montar este centro. En él, además de dar clases de chino y español, funcionamos como una asociación porque ofrecemos cursos a los chinos recién llegados a Mallorca», explica Liu.
La mujer explica que el centro Educativo sirve para que los hijos de los inmigrantes chinos «no se olviden de sus raíces» y para que todo aquel que este interesado en esta cultura milenaria «pueda estudiarla tranquilamente».
Liu es otra joven que beneficia a los chinos de Mallorca con su trabajo: «Todos nos conocemos y tenemos una gran conexión».
Turismo chino
Más curioso es el caso de Shuoyan Luo. El hombre trabaja como chofer de turistas chinos por las mañanas y por las tardes convierte su coche en un Uber: «Es mi herramienta de trabajo».
Shuoyan Luo vive en Alcúdia desde hace 15 años donde sus padres trabajaron en un restaurante «hasta su jubilación». El joven quiere abandonar el pueblo y comprarse un piso en s’Arenal «para estar más cerca de mis clientes».

Shuoyan Luo trabaja como chofer para los turistas chinos que vienen a Mallorca. / DM
«Ahora solo puedo trabajar una hora como Uber por lo lejos que vivo del centro, al vivir en s’Arenal podre trabajar más», aclara. El modus operandi de Luo consiste en captar clientes a través de una red social china: «El turismo chino ha crecido mucho, Mallorca se ha vuelto muy famosa en los últimos años».
Luo presume de conocer Mallorca «mejor que muchos mallorquines», ya que ha comido en centenares de restaurantes y ha visitado decenas de calas para poder ofrecérselas a sus clientes. Sin embargo, la gran mayoría de turistas que él lleva «solo quieren ir al Caló des Moro» al ser la «más famosa».
Antiguamente, Luo trabajó en una fábrica elaborando soja. Ahora el joven está mucho más cómodo con su nuevo trabajo «más tranquilo», además de que el hombre puede ganar «centenares de euros» cada mañana que transporta a turistas chinos.
Otra persona que no quiso seguir los pasos de sus progenitores es Like Ye. El hombre fundó un chiquipark en el Polígono de Son Castelló hace unos 5 meses: «No quise llevar un bazar, quería seguir un camino diferente al que siguieron mis padres».
Ye lleva 15 años en Mallorca y cree que ha encontrado un gran nicho de mercado con los chiquiparks: «En la isla hay pocos, pero en la península son muy numerosos y la mayoría tienen éxito».
Like Ye explica el motivo por el cual algunos chinos han estado cerrando bazares en la isla:«Mis padres tienen un bazar en Santa Ponça y cada día les es más complicado sobrevivir. Ha subido mucho el precio de la materia prima y es muy complicado competir con las grandes superficies».
Ye explica que los inicios del chiquipark «están siendo complicados», aunque está contento con el camino que ha decidido seguir: «Mis padres me han apoyado mucho en mi decisión».
La segunda generación china en Mallorca ha cambiado completamente su mentalidad y ha tomado una decisión: la vida no consiste en vivir para trabajar, sino en trabajar para vivir.
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