Condenado a dos años por pegar una paliza a su expareja y amenazar con tirarla por un acantilado en Calvià
El acusado condujo de forma temeraria con la víctima dentro del coche y estuvo a punto de chocar con un vehículo de la Guardia Civil
El joven acusado, durante la vista oral celebrada en los juzgados de Vía Alemania, en Palma. / B. P.
Un juzgado de lo penal de Palma ha condenado a un joven a dos años y tres meses de prisión por pegar una paliza a su expareja, de la que tenía prohibido aproximarse, amenazar con tirarla por un acantilado de Calvià y conducir de forma temeraria con ella dentro del coche hasta estar a punto de chocar con un vehículo de la Guardia Civil.
El maltratador, que permanece encarcelado desde finales de noviembre de 2024, confesó los hechos hace unos días ante la magistrada. Inicialmente, se enfrentaba a una petición de pena de cinco años de prisión por parte de la fiscalía.
El acusado admitió los cargos y se declaró autor responsable de un delito de lesiones en el ámbito familiar, otro de amenazas, quebrantamiento de condena y conducción temeraria. Además de conformarse con dos años y tres meses de cárcel, también aceptó 56 días de trabajos en beneficio de la comunidad, la prohibición de acercarse a la víctima durante tres años y nueve meses y la privación del derecho a conducir vehículos por tiempo de dos años.
En concepto de responsabilidad civil, el agresor deberá indemnizar a la perjudicada con mil euros por las lesiones ocasionadas.
El fiscal y el letrado de la acusación particular, Antoni Vidal, alcanzaron un acuerdo con la abogada de la defensa Joana Maria Rosselló, lo que implicó una rebaja en la petición de condena.
Tras reconocer los hechos esta semana el joven, la magistrada dictó sentencia ‘in voce’ contra él. El fallo ya es firme porque las partes personadas anunciaron que no iban a interponer ningún recurso.
Los hechos se remontan a la medianoche del pasado 24 de noviembre de 2024 cuando el sospechoso se dirigió al domicilio de su expareja, pese a tener vigente una condena por un delito de lesiones en el ámbito familiar que le prohibía aproximarse y comunicarse con ella.
Peligrosa persecución
Una vez en la vivienda, agarró con fuerza a la joven por el cabello y la arrastró afuera de la casa. La víctima consiguió huir y montarse en su vehículo con la intención de dirigirse al domicilio de un familiar, pero el hombre la persiguió con su automóvil realizando bruscas maniobras contra el vehículo de ella por la autopista hasta lograr que detuviera su marcha.
Acto seguido, golpeó de forma repetida con puñetazos y patadas el vehículo de su expareja hasta conseguir que ella abriera la puerta y entonces él se montó en el asiento del conductor y circuló a toda velocidad hasta los acantilados de la Costa de la Calma, en Calvià, mientras le decía que no pasaba nada si se estrellaban con el coche.
Una vez llegaron a esa zona, el joven sacó a su expareja por la fuerza del automóvil y le dijo repetidamente “con el fin de atemorizarla”, según el fiscal, que la iba a tirar por el acantilado. El agresor incluso llegó a lanzar al vacío el teléfono de la perjudicada.
Posteriormente, empezó a golpear a la joven por todo el cuerpo. Le insistió en que le dijera con quién había estado hablando o la tiraba por el acantilado hasta que finalmente dejó de maltratarla y la volvió a introducir en el vehículo a la fuerza.
De nuevo la agredió en la cara y comenzó a conducir de manera agresiva y a velocidad excesiva, llegando a perder la estabilidad del automóvil y estando a punto de chocar con un coche patrulla de la Guardia Civil, que había acudido al lugar al recibir un aviso. Los agentes se vieron obligados a realizar una maniobra evasiva para evitar la colisión.
La joven víctima sufrió múltiples lesiones a consecuencia de la agresión. Según la tesis de la acusación pública, padeció heridas en el cuero cabelludo, así como numerosos hematomas en un ojo, en brazos, antebrazo, codo, muñeca, espalda, piernas, rodilla y pie. Debido a estas lesiones, deberá ser resarcida con una indemnización de mil euros.
El maltratador, tras admitir los cargos en la sede judicial de Vía Alemania, también fue condenado a la privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo de dos años. El acusado regresó al centro penitenciario de Palma, después de ser sentenciado.
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