Opinión

Con Pere Sampol llegó la izquierda

Sampol se dirige a Antich, juntos hundieron al portaaviones del PP.

Sampol se dirige a Antich, juntos hundieron al portaaviones del PP. / .

Matías Vallés

Matías Vallés

Es imposible recrear en 2025 el coraje que se necesitaba en los años noventa del pasado siglo para enfrentarse al PP omnipotente de Balears. La derecha eterna no permitía una brecha, ni siquiera un resquicio. En esas circunstancias heroicas, aparecieron en el Parlament dos diputados que aunaban el descaro al seny. Uno de ellos era Pere Sampol, que acaba de morir.

En la desaparición reciente de Francesc Antich se celebraba al primer y único presidente de izquierdas de la historia de Balears. Es justo añadir que Sampol ha sido el primer y único vicepresident progresista de la comunidad, con el mérito añadido de haber desafiado, erosionado y finalmente derribado a la maquinaria infernal del PP creado por Gabriel Cañellas.

La claridad y calidad de las intervenciones de Sampol en el Parlament convencieron, tanto a los izquierdistas en potencia como a los desencantados, de que se podía dar una oportunidad a esos Beatles juveniles y desenfadados que remataba Eberhard Grosske. No se ha visto nada igual en la política mallorquina, no es aventurado arriesgar que no volverá a ocurrir nunca más.

Sampol tenía claro el objetivo, por lo que apenas importaba que su relación con los otros dos vértices del triángulo que en 1999 arrancó el primer Pacto de Progreso fueran francamente mejorables. (Grosske hablaba un depurado catalán, pero se dirigía al líder del PSM en un florido castellano). La normalización política de Mallorca a cargo de aquellos intrépidos tres mosqueteros, la evidencia de que la derecha ya solo gana cuando la izquierda frustra las esperanzas de sus votantes, implica un viraje histórico propiciado por el político de Montuïri ahora fallecido.

En un acto público con participación del autor de estas líneas, el turno abierto al público fue reclamado por un espectador, que preguntó con tono de denuncia detectivesca:

-¿Por qué no ha hablado ni escrito usted nunca mal de Pere Sampol?

Era falso, y tiempo habría para librar batallas sobreactuadas en prosa con uno de los políticos de mejor oratoria que ha dado Balears. La muerte de Sampol, inseparable de la desaparición de Antich, devuelve a la vida una década prodigiosa de la política local. El líder del PSM, superando en primer lugar los subterfugios y debilidades de su partido, le imprimió a aquellos años noventa un ritmo endiablado, una crítica política sin contemplaciones, la necesidad de la modernización de una isla.

La desaparición de Sampol confronta la tristeza actual del progresismo, una desorientación sedante para una derecha sin un solo plan político, por comparación con la determinación de quienes decidieron acabar con un eslogan que se amontonaba durante veinte años de autonomía y veinte siglos de historia, «Mallorca siempre será conservadora». Para derribarlo, el político desaparecido fue capital en una reconquista que comenzó por el Consell de Mallorca. Se suele enfatizar el papel innegable desempeñado por Maria Antònia Munar, pero se olvida que los jóvenes turcos de la tripleta Antich/Sampol/Grosske cumplieron con la audacia de seducir a una fuerza eminentemente conservadora como UM.

Las críticas que se formularon en su momento al primer Pacto de Progreso, vicepresidido por Sampol, deben colocarse en proporción a la ilusión despertada por la aventura. Al igual que sucede con la mayoría de políticos izquierdistas de aquella época, la presión se hubiera suavizado de saber la decepcionante evolución de los postulados de izquierdas y de sus portaestandartes.

No se trataba de lograr una Mallorca de izquierdas, se trataba de cambiar. Acertó de pleno el político fallecido al reclamar un papel preponderante del Govern, al ejercer el poder. Se equivocó al pensar que los sectores empresariales anclados en el conservadurismo más rancio reconocerían algún día que la izquierda sabía gobernar. De ahí la derrota de 2003, más dolorosa por inesperada.

Hoy se discursea con demasiada felicidad que tanto da Vox/PP como Pacto de Progreso. En el recambio de siglo, Sampol y sus compañeros demostraron que otra Mallorca era posible, aunque no acabaron de materializarla porque el entorno y sus sucesores no acompañaron. El político fallecido desempeñó un papel fundamental en la edad de oro de la historia parlamentaria de la isla, sus discursos más brillantes son dignos de estudio y de aplicada actualización.

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