Las casas de Mallorka, para los mallorkines

Una imagen de Palma.

Una imagen de Palma. / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Totalmente de acuerdo en erradicar a las personas que impiden que los mallorquines puedan disfrutar de una vivienda en las mismas condiciones que en el resto de España. En la jerarquía de este derecho fundamental, okupar una casa de la isla es grave pero menos que venderla a un alemán, aunque es fácil conceder que el desalojo pueda resultar igualmente terapéutico en ambos casos. (Se puede rechazar este párrafo por radical, pero solo después de explicar por qué Dinamarca o Polonia exigieron la prohibición de ventas de suelo al vecino germano antes de incorporarse a la Unión Europea).

Totalmente de acuerdo en suprimir el daño infligido a cada mallorquín que no puede acceder a su vivienda, ya sea porque la ha violentado un desaprensivo o porque la competencia con un comprador centroeuropeo le obliga a pagar el doble que en otras regiones. Costaría entender que tener la segunda residencia okupada sea más grave que la imposibilidad de acceso a la primera. Las casas de Mallorka, para los mallorkines.

Hay una diferencia abismal de magnitud entre las dos okupaciones reseñadas, una evidencia matemática que con algún esfuerzo podría entender incluso el Govern especializado en desmentirse a sí mismo. Por cada vivienda okupada sin protocolos, cada año se producen centenares de compraventas que también dejan sin casa a los mallorquines. (Países primitivos con restricciones crecientes o prohibiciones expresas a la compra de extranjeros: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Estados Unidos, México, Dinamarca, Suiza, China,...).

El PP balear se ha sumado entusiasta a la psicosis okupacional desatada por sus jefes de Vox. Convendría que tomaran la precaución de exceptuar a los inquiokupas de lujo, de nuevo extranjeros que pagan el primer alquiler de una mansión y se instalan definitivamente en ella. No son hippies ni antisistema, sino cultísimos europeos con monóculo. (País donde para un extranjero es más fácil okupar por dinero una residencia sobre la que debería tener preferencia un nativo: España, tan fácil de traducir por Mallorca en el terreno inmobiliario).

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