Los investigadores de Baleares siguen esperando el anhelado superordenador, pero aún falta más de la mitad del equipamiento
La UIB confía en poder tener armado a finales de año el ansiado supercomputador (si la guerra comercial y los vaivenes de Trump no alargan los encargos), pero después aún quedarán meses para configurarlo, hacer pruebas y repartir las codiciadas horas de uso según unos porcentajes establecidos y el interés de las solicitudes

Víctor Homar y Alberto Ortiz, en Son Lledó. / M.F.R.

Los movimientos para que Baleares tenga su propio supercomputador empezaron en la UIB ya en el año 2021. Los grupos e institutos de investigación comenzaron a soñar con poder disponer de horas de computación aquí, en casa, en vez de tener que irse y ‘competir’ para conseguir horas de uso del Marenostrum de Barcelona; el MinoTauro de Madrid; o el gallego FinisTerrae II, entre otros.
Cuatro años después, los investigadores siguen soñando con el supercomputador, pero la UIB ya se anima a dar un plazo realista: a finales de año podría estar ya montado. Después quedará configurarlo, hacer pruebas y evaluar las peticiones de uso, que seguirán unos porcentajes fijados que algunos miembros del sector investigador, ansiosos por usar la esperada infraestructura, ya cuestionan.
De momento, la institución ha recibido algo menos de la mitad de la maquinaria, señala Alberto Ortiz, director del Centro de Supercomputación e Inteligencia Artificial (BSAI), centro que la UIB confía en que sea aceptado en la Red Española de Supercomputación (RES) como un nodo más (actualmente son 15). Ortiz subraya que el supercomputador balear se está armando con 'hardware' de última generación, será el quinto más potente del país (pese a ocupar poco más que dos armarios) y aún no tiene nombre (se convocará un concurso entre los centros educativos).
¿Cómo se decidirá quién tiene derecho a usar este nuevo recurso? Víctor Homar, vicerrector de Política Científica e Investigación, señala que, en el caso de entrar en la RES, una parte del tiempo (hasta un tercio) se cederá a la RES, mientras que el resto se repartirá a través de un comité de selección conformado por expertos que evaluarán los méritos de los aspirantes y el interés de la propuesta.
Esta nueva y potentísima herramienta —fruto de varias fuentes de financiación y muchos malabares y gestiones— se ubicará en el Complejo Balear de Investigación del Parc Bit y tendrá dos líneas de actuación: la de cálculo de uso más general y la de inteligencia artificial.
El Govern es quien ha financiado, con 1,16 millones, la parte de IA y cede el equipo a la Universitat para que lo gestione, reservándose un 40 % del tiempo de uso por ciclo. El resto, se ofertará a través de convocatorias competitivas a grupos de investigación y a empresas que quieran innovar con IA.
Por otro lado está el equipamiento para efectuar cálculos de uso general, que sirven para realizar tareas que implican procesos más pequeños, pero en gran número (se usan para realizar predicciones meteorológicas, cálculos de fluidos...).
Esta línea se ha financiado con una amalgama de fuentes de origen europeo y está vinculada a dos proyectos concretos: el liderado por Alicia Sintes (que investiga sobre las ondas gravitacionales) y el de María Capa (que trabaja en biodiversidad). Se buscó crear sinergias con ambas, narra Homar, para que, en lugar de que cada una se armara su propia infraestructura aislada, se sumaran los esfuerzos en el supercomputador balear. Por ello, sus grupos tendrán ya reservado un porcentaje de tiempo para los cálculos de uso general. El resto se distribuirá siguiendo los criterios de evaluación de la RES. En general, la UIB calcula que hay al menos quince grupos de investigación potenciales usuarios.
La tensión de comprar tecnología en el mercado mundial con los vaivenes de Trump
Ya está todo encargado y licitado, pero aún falta por llegar a la Universitat más de la mitad del equipamiento necesario para armar el supercomputador, en un momento de inestabilidad mundial y de guerra comercial tras los anuncios de aranceles hechos por parte de Donald Trump. El vicerrector de Política Científica e Investigación no oculta que algo «asustados» están ante los vaivenes del líder de EE. UU., pensando en cómo eso podría acabar afectando a los encargos hechos desde la Universitat para armar el supercomputador.
«Imagina que, en el peor de los escenarios, dice que no quiere sacar más chips de GPUs (unidades de procesamiento de gráficos) porque de repente decide que son estratégicos y que America First y todo eso...», señala Homar, pensando en el origen norteamericano de empresas como Nvidia (líder mundial en hardware específico para inteligencia artificial), AMD o Intel. Pese a esta inquietud, desde la UIB asumen que, como el resto del mundo, no queda otra que confiar en que la situación geopolítica afecte lo menos posible a sus planes.
El director del Centro de Supercomputación e Inteligencia Artificial de Balears (BSAI) recuerda que de algunas piezas hay un número muy limitado de proveedores o fabricantes (o incluso solo uno) a nivel mundial y, dado que «la inteligencia artificial está de moda», todo el mundo está haciendo encargos y comprando hardware con este fin, por lo que algunas piezas pueden tardar hasta seis meses en llegar. Con todo, confían en que, a final de año, puedan tener ya listo el anhelado supercomputador.
El director del BSAI supervisa el montaje y configuración de lo que va llegando. Pero la máquina sola no servirá para nada, por más supercomputadora que sea, si no hay más manos para gestionar su uso. Por ello, la UIB espera que salga pronto la convocatoria de la dirección general de Innovación, que lidera Sebastián González, para dotar de personal al BSAI, infraestructura que les gustaría que arrancara con al menos un administrativo, un técnico y un gerente.
El supercomputador va tomando forma poco a poco. Mientras, como los androides que soñaban con ovejas eléctricas, los investigadores baleares sueñan con supercomputadores sin nombre.
Suscríbete para seguir leyendo
- La falta de trabajadores en Baleares amenaza con generalizarse y cronificarse a las puertas de una nueva temporada
- Natalia Bueno, expresidenta de los APIS: «No puedo más, Mallorca es muy cara y me voy a Galicia»
- Un bar de Palma exhibe la bandera franquista durante el Clásico en Palma
- El nuevo papa León XIV y Mallorca, una sola visita relámpago: 'Durmió en una celda del Convento del Socors
- Los funcionarios públicos denuncian que con el sueldo que cobran no pueden vivir en Baleares
- Detectan en Baleares la sonda espacial soviética perdida en 1972 antes de su posible caída a la Tierra
- Una influencer se mofa al pedirle que no comparta playas en Mallorca: 'Claro, porque las Baleares son solo vuestras
- Tres mallorquinas cuentan su renuncia a la maternidad, un tabú lleno de presiones y silencios