Análisis

Vox entra finalmente en el Govern

El conseller de Turismo, Cultura y Deportes, Jaume Bauzà, y la portavoz de Vox en el Parlament, Mnauela Cañadas, en rueda de prensa.

El conseller de Turismo, Cultura y Deportes, Jaume Bauzà, y la portavoz de Vox en el Parlament, Mnauela Cañadas, en rueda de prensa. / EP

Mateu Ferrer

Mateu Ferrer

Los escrúpulos éticos y estéticos de que carece Vox nos privan de reproducir aquí los insultos y descalificaciones -también personales- proferidos en privado por altos cargos del PP contra Manuela Cañadas. La portavoz de Vox acaba de ser nombrada vicepresidenta de Balears y se mete en las conselleries como Pedro por su casa, con sus titulares poniéndole servilmente la alfombra roja y cacareando «gracias, Manuela» mientras es ella la que públicamente despotrica.

En unos meses hemos pasado del enfrentamiento entre derecha y ultraderecha en las islas a tener de nuevo a Vox dictando las políticas al PP. ¿Quién dijo que ya no eran socios? Imposible ser más amiguis.

Cansada de tanta inestabilidad y de los flirteos entre la exsocialista Cañadas y el socialista Iago Negueruela, la presidenta del Govern decidió dar la vuelta a la tortilla. Marga Prohens echó mano de su buena relación con la 3 de Santiago Abascal, Montse Lluis. La cita de las tres políticas el pasado 27 de marzo en Palma no pudo ser más exitosa. Del bloqueo absoluto de Vox al Govern asistimos ahora a la revitalización del pacto de gobernabilidad. Tras el decreto ley pro alquiler turístico y el de liberalización de suelo para vivienda, los presupuestos se antojan más cercanos. Entretanto, la prometida subida de la ecotasa y el impuesto verde a los coches foráneos de Prohens quedan en al aire.

El PP quiere agasajar tanto a la de Vox que le cede las ruedas de prensa; el viernes en la calle Montenegro y ayer en la de la Palma. En ambos casos Cañadas estuvo acompañada de dos sucedáneos de conseller llamados Jaume Bauzà y José Luis Mateo, puestos para «transigir».

Ante los ataques de la izquierda por la amnistía urbanística o «el pelotazo» con los promotores, Marga Prohens replicaba que en ningún caso se consumiría «ni un palmo más de territorio». Su nuevo idilio con Vox echa por tierra la contención urbanística del propio PP y abona el escaso suelo rústico de Mallorca con más especulación.

La presidenta que hacía gala de ser la única del PP que se negó a que Vox entrara en su Govern lo mete ahora por la puerta grande. Como Prohens se descuide, los ultras acabarán okupándole el Consolat.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents