Una bailarina afectada por el ERE: "Nunca sospeché que Son Amar iba tan mal porque siempre venía mucha gente"
Los artistas de la sala de fiestas se muestran pesimistas ante la dificultad de encontrar un nuevo empleo

Los trabajadores de Son Amar afectados por el ERE / Guillem Bosch
Para el medio centenar de artistas que venían trabajando en el espectáculo de la sala de Son Amar será complicado encontrar un nuevo empleo, al menos este año. Ninguno de ellos va a continuar ligado a la empresa de espectáculos y la mayoría sueña en que quede algún hueco libre en algún hotel, para al menos pasar como se pueda esta temporada y pensar en la siguiente.
La mayor parte de estos artistas acudieron ayer a la asamblea convocada en la sede del sindicato UGT. Todos ratificaron el acuerdo en el que se establece la indemnización que les corresponde por este despido.
Los artistas estuvieron dispuestos a contar su historia y relatar el pesimismo que muestran para esta próxima temporada, pero prefieren mantener su anonimato y, sobre todo, se niegan a que su imagen aparezca en los medios. Federico es uno de los afectados. Es acróbata, nació en Portugal y llegó la pasada temporada a Son Amar procedente de Hungría. “Llevo muy poco tiempo en la empresa y la indemnización que me corresponde es muy baja. Además no tengo derecho a una indemnización”. El joven extranjero se muestra muy pesimista para encontrar un nuevo empleo en las próximas semanas. “A nosotros nos suelen contratar a través de agencias, que a estas alturas del año ya tienen colocados a todos sus representado”. Federico se sentía muy a gusto trabajando en Son Amar. “El trabajo era muy bonito y el ambiente laboral me gustaba mucho. Es una pena que todo termine porque ya no se van a celebrar más espectáculos en una sala tan especial como es Son Amar”.
Una joven bailarina, que también prefiere ocultar su nombre, describió un panorama muy negro para encontrar un nuevo empleo. “A nuestro espectáculo venía mucho público y la verdad es que no sospeché nunca que la situación económica de la empresa era tan mala. Yo no escuché ningún rumor previo. Supe la realidad cuando nos comunicaron el despido colectivo”.
La mujer se siente muy decepcionada por la situación que tiene que afrontar. “La verdad es que no se que va a ser de mí, porque me voy a quedar sin trabajo. Yo no tengo ayuda familiar y no me queda más remedio que buscarme la vida para poder comer”. La bailarina asegura que “la mayoría de nosotros no sabemos lo que nos depara el futuro, pero lo que más me molesta es que yo no sospeché nunca que la situación era tan complicada y que de pronto me iba a quedar sin empleo. Hay varios compañeros que tienen hijos a su cargo. Además muchos son extranjeros y no pueden recurrir a sus familias porque están muy lejos”.
Ángel es uno de los trabajadores más veteranos de Son Amar, donde entró hace 23 años. Era el encargado de la lavandería. Tiene 63 años y teme que ha llegado el momento de prejubilarse. Aunque parece que su situación no es de las más graves, “me coloco en la situación de alguno de mis compañeros y la verdad es que están muy apurados”. Por fortuna, tampoco tiene a ningún familiar a su cargo, por lo que confía en que pronto pueda empezar del Estado como jubilado.
En cambio a Begoña, una de las limpiadoras veteranas de Son Amar, con 25 años de edad antigüedad en la empresa, se siente algo triste por el hecho de que la empresa va a cerrar el negocio. “Para mí ha sido una sorpresa el anuncio de que Son Amar vaya a cerrar. A mí nunca medio la sensación de que la situación fuera tan grave. Sin embargo, debo aceptar que todo desaparece y que tendremos que buscar empleo en otra empresa”. La mujer confía en encontrar un empleo en otro sitio. “Hasta que no me desvincule de la empresa y cobre el finiquito no me pondré a buscar. Espero tener suerte y encontrar otro trabajo pronto. De momento tendré que ir tirando de mis ahorros, no me queda más remedio”,
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