Las tensiones entre taxis y microbuses convierten el aeropuerto de Palma en un «polvorín»

Dirigentes de los dos sectores reconocen que el pacto que existía para no pelearse por los clientes está roto y advierten que la situación puede desembocar de nuevo en enfrentamiento en Son Sant Joan

Imagen de los incidentes entre taxistas y microbuses registrados en mayo de 2023

Imagen de los incidentes entre taxistas y microbuses registrados en mayo de 2023 / B. Ramon

Fernando Guijarro

Fernando Guijarro

Palma

En estos momentos el aeropuerto de Palma es un «polvorín» debido a las tensiones que comienzan a acumularse entre los taxistas y algunas empresas de microbuses al considerar los primeros que este segundo colectivo está haciendo una captación ilegal de los clientes ante sus propias narices, con lo que eso supone de recorte de sus ingresos. El presidente de Taxis-Pimem, Gabriel Moragues, y su homólogo de la asociación de empresas de microbuses ATVIB, Juan Gorreta, reconocen que el acuerdo que existía entre ambas partes para evitar conflictos como los vividos en mayo de 2023 en Son Sant Joan se ha roto, reavivando el riesgo de que se produzcan enfrentamientos a la salida de la terminal y a la vista de los visitantes, con precedentes en los que este servicio de transporte se ha visto interrumpido.

Son varias las ‘peleas’ entre diferentes colectivos de transporte en el aeropuerto, en algunos casos con la paralización del servicio del taxi durante horas y la intervención de agentes policiales y de la seguridad privada de Son Sant Joan, y lo habitual es que se produzcan por estas fechas, antes del inicio de la temporada alta turística

Lo que está sucediendo en este momento, según coinciden en señalar Gabriel Moragues y Juan Gorreta, es que algunas empresas de microbuses han vuelto a ir ‘a la caza’ del turista, ofreciendo sus servicios junto a las salidas de la terminal aeroportuaria e incluso en algún caso en el interior de la misma, cuando al tratarse de un servicio de transporte discrecional deben de disponer de una contratación previa. Y todo ello está sucediendo a la vista de los taxistas que hacen cola en su zona de carga de Son Sant Joan a la espera de que se reclamen sus servicios.

Animos encendidos

Esta práctica, que se había limitado considerablemente tras el pacto alcanzado precisamente entre Moragues y Gorreta, está haciendo que los ánimos vuelvan a encenderse, al considerar este último colectivo que se les está ‘robando’ la clientela de forma claramente ilegal.

La diferencia en esta ocasión es que a la denuncia del presidente de Taxis-Pimem se suma la de su homólogo en la ATVIB, que históricamente habían estado en los dos bandos enfrentados.

Gabriel Moragues y Juan Gorreta tras alcanzar un acuerdo en 2023

Gabriel Moragues y Juan Gorreta tras alcanzar un acuerdo en 2023 / B. Ramón

Juan Gorreta reconoce que hay empresas que no pertenecen a su asociación, o que han sido expulsadas de ésta por no respetar las reglas de juego que se marcaron, que han vuelto a captar clientela de esa forma irregular y descontrolada, reproduciendo las situaciones que en mayo de 2023 desembocaron en un fuerte enfrentamiento entre ambos grupos. El problema, según añade Gabriel Moragues, es que se está produciendo un ‘efecto llamada’, y cada vez son más los conductores de microbuses, que al ver como otros lo hacen sin consecuencias, se han sumado a esta forma de actuar.

El acuerdo alcanzado hace dos años contemplaba que los microbuses se limitarían a situarse junto a la salida de la terminal, al otro lado de los taxistas, para estar a disposición de los turistas, de forma que éstos pudieran elegir libremente qué servicio contratar, pero sin ir a ‘cazarlos’.

Positivo pese a la crítica

Este pacto, que fue muy criticado por otras asociaciones del taxi, tal y como recuerda el presidente de Taxis-Pimem, garantizó dos temporadas de tranquilidad entre ambos grupos para satisfacción de terceros, como el propio aeropuerto, algo que su homólogo en la ATVIB coincide en señalar. Pero ahora se está viendo vulnerado de forma sistemática.

El problema se agrava, según se señala desde ambas organizaciones, por la escasísima efectividad de los controles que desarrolla la conselleria de Movilidad. «Los que vulneran la ley conocen perfectamente a los pocos inspectores que hay y desaparecen en cuanto éstos se acercan», lamenta Moragues.

Gorreta responsabiliza en parte a AENA (aeropuerto), por no facilitar a las empresas de microbuses un estand en la terminal en el que operar. «Así se sabría perfectamente que todo el que no está en este punto es ilegal, y sería mucho más fácil combatir las irregularidades y favorecer la convivencia pacífica con los taxistas». 

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