Educación

Las elecciones a rector de la UIB contarán con dos candidatos, Jaume Carot y Joan Estrany

Los comicios de mayo suponen un sexenio de mandato que finaliza en 2031, y el candidato a la reelección cumple la edad de jubilación de setenta años en 2030

Jaume Carot, actual rector de la UIB y Joan Estrany, aspirante al puesto.

Jaume Carot, actual rector de la UIB y Joan Estrany, aspirante al puesto. / Manu Mielniezuk / UIB

Matías Vallés

Matías Vallés

Palma

Las elecciones a Rector Magnífico de la Universitat de les Illes Balears, a celebrar en mayo, se ponen finalmente en marcha con dos candidatos. El actual titular Jaume Carot se medirá al aspirante a desbancarlo, Joan Estrany. Ambos han confirmado esta misma semana su disponibilidad a optar al cargo. Pese a su convicción, los catedráticos de Física y de Geografía están encontrando notables dificultades para configurar sus equipos, ante los numerosos pesos pesados de la comunidad universitaria que se han negado a incorporarse como aspirantes a vicerrectores en sus candidaturas.

La confrontación entre Carot y Estrany presenta varias particularidades, ligadas a la modificación legislativa acometida el año pasado. La circunstancia más llamativa surge de la edad del primero de ellos. Nacido en 1960, el actual rector se jubilará forzosamente al cumplir los setenta años en 2030, a falta de un año del cierre de su hipotético segundo mandato. En ese momento, cesa forzosamente en su actividad y solo puede refugiarse en el rango de emérito.

El artículo 22 del Real Decreto sobre Régimen del Profesorado Universitario establece que «los profesores eméritos no podrán desempeñar ningún cargo académico universitario». La interpretación literal obligaría a Carot a renunciar a su hipotético rectorado en diciembre de 2030, sin culminar los seis años de mandato. Pese a ello, el mes de nacimiento del tortosino acude en su ayuda, porque el ministerio de Seguridad Social recuerda que los funcionarios de los cuerpos docentes universitarios deben cesar forzosamente «a los 70 años, pudiendo optar por jubilarse a la finalización del curso académico en que hubieran cumplido dicha edad».

Jaume Carot, actual rector de la UIB.

Jaume Carot, actual rector de la UIB. / UIB

Por tanto, Carot podría redondear su segundo mandato como rector durante el curso 30-31, ya con los setenta años sobradamente rebasados. De hecho, Estrany criticó en declaraciones a este periódico que el rectorado de la UIB fuera concebido por sus diferentes ocupantes como una vía «hacia la prejubilación».

Otra particularidad que desafía Carot es la opción a un segundo mandato, que ha quedado prohibido de forma meridiana por la legislación vigente. El artículo 44 de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) establece que «el mandato de los titulares de órganos unipersonales electos será, en todos los casos, de seis años improrrogables y no renovables». Dado que el texto fue aprobado hace exactamente un año, no se aplica retroactivamente al primer mandato del actual rector, que puede volver a presentarse excepcionalmente gracias a una disposición transitoria de la ley que así lo establece. En cambio, y en caso de victoria, Estrany no dispondría de la posibilidad de renovación. Y desde el punto de vista estético, la continuidad del actual equipo contraviene el espíritu de la legislación más reciente.

El artículo 51 de la LOSU remacha que los candidatos a rector «deberán ser personal docente e investigador permanente doctor a tiempo completo», con unas exigencias temporales en ambos terrenos que Estrany cumple holgadamente, pero no así otros posibles candidatos.

Carot solo puede aspirar a un segundo mandato porque la LOSU no estaba reformada cuando derrotó a Carmen Orte en 2021, cuando se garantizó un periodo de cuatro años que ahora pretende redondear con otros seis. En mayo de 2031 pasará de rector a emérito en caso de victoria el próximo mayo. Aunque pierda, dispondrá de las prebendas y dispensas de docencia aprobadas in extremis por su predecesor Llorenç Huguet, en beneficio propio y de su equipo. En cualquier caso, la frontera con la jubilación apunta a la designación de un delfín en la lucha sucesoria.

Joan Estrany, aspirante a desbancar a Carot en mayo.

Joan Estrany, aspirante a desbancar a Carot en mayo. / Manu Mielniezuk

Los dos candidatos han sufrido para confeccionar un equipo en condiciones, Estrany para presentarse y Carot debido a las dos o más defecciones en su actual alineación. Desde el «ni sí ni no aunque muchos me lo piden» que señaló a este diario, el geógrafo ha corregido su indecisión y ha trasladado a sus partidarios esta misma semana que «sigo adelante, estoy buscando candidatos». Los vicerrectorados se han convertido en propuestas poco ambicionadas, numerosas propuestas han sido rechazadas. El aspirante no arrojó la toalla, pese a que se desinflaba a cada negativa de sus colegas a asumir el compromiso público.

La batalla frontal entre Carot y Estrany, que se dispensan una señalada animadversión, no puede leerse de modo apropiado fijándose en los departamentos concretos. El actual rector sobresalió en la parcela investigadora, con su pésima reacción en el escándalo del Minerval a cuestas. Sin embargo, ha presentado notables carencias en docencia, donde Balears se sitúa en una posición depauperada dentro de un entorno interautonómico cada vez más competitivo.

Carot no aspira siquiera a la condición de empático, y se ha creado numerosos enemigos durante sus cuatro años en el rectorado. El malestar acentuado y personalizado hacia su gestión conlleva que «no esté muy tranquilo» sobre el resultado de las elecciones en la versión más moderada, según profesores que han hablado con el rector esta misma semana. Tampoco Estrany ha sabido rentabilizar la hostilidad contra su rival, pese a que sus respaldos lo califican de «activo y echado hacia adelante».

Ambos candidatos han contratado de forma escandalosa tras su destitución a altos cargos que los habían regado generosamente con dinero desde el Govern, lo cual supone «una indignidad absoluta» en labios de uno de los catedráticos más prestigioso de la UIB. La figura clave del concierto universitario son los decanos y directores de departamentos, los auténticos coroneles que se mueven en primera línea para inclinar la balanza del cargo magnífico. La escasa presencia personal de Carot ha sido uno de los reproches más acentuados entre la jerarquía.

Tampoco la ideología de los candidatos define el enfrentamiento entre Carot y Estrany, acomodados en una postura progresista no explícita. Queda descartada una candidatura de integración, tras la aparición de un rival inesperado para un rector que pretendía afrontar la cita electoral de mayo en solitario. Aunque el pesimismo del actual equipo es revelador, la idiosincrasia universitaria obliga a embridar los pronósticos. En una liza previa con tres candidatos, se comprobó que había catedráticos que habían prometido su voto «sin ninguna duda» a los tres aspirantes. En el resumen de una voz autorizada, «por lo menos en estas elecciones no habrá frikis».

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