Macià Blàzquez: «Creo firmemente que deberíamos erradicar el alquiler turístico»

El catedrático de Geografía en la Universitat de les Illes Balears participa esta tarde en el ciclo organizado por Attac Mallorca sobre decrecimiento. La cita es a las 18 horas en el IES Josep Maria Llompart de Palma.

«Durante la pandemia, la gente continuó viviendo sin hacer turismo. Viajar a Mallorca  no es una necesidad vital». | MANU MIELNIEZUK

«Durante la pandemia, la gente continuó viviendo sin hacer turismo. Viajar a Mallorca no es una necesidad vital». | MANU MIELNIEZUK

Pere Estelrich i Massutí

Pere Estelrich i Massutí

Palma

En la charla de esta tarde expondrá sus ideas sobre cómo decrecer en turismo. Turismo sostenible ¿es un oxímoron?

(Sonríe) Nosotros, y cuando digo nosotros me refiero a las organizaciones que se preocupan por la ecología y el medio ambiente, como el GOB u otros colectivos, defendemos que todo ser humano tiene derecho a disfrutar del tiempo libre, pues las actividades recreativas alimentan el espíritu. Y entre esas actividades podemos poner el turismo. Con lo cual, el turismo, de entrada, no es nocivo, ahora bien, lo que no es correcto es la apropiación que se ha hecho de él para convertirlo en un elemento para ganar dinero, cosa que conlleva la explotación de recursos. Y volviendo a la sostenibilidad, en la Universitat, tenemos una asignatura, que imparte Ivan Murray, cuyo tema es el del Turismo sostenible. Con lo cual sí que creemos que lo de sostenible es posible, aunque la palabra se ha devaluado por el mal uso que se ha hecho de ella, deberíamos replantearnos su significado.

Por tanto, no podemos decir que estén en contra del turismo.

Claro, de ninguna manera, pues el hecho de viajar es una conquista social, de lo que sí que estamos en contra es de que se vea solamente como objeto de deseo comercial. Y aquí entra el tema de mi ponencia, dado en forma de pregunta: ‘¿De qué turismo decrecer?’.

Y bien, ¿cuál es la respuesta?

Primero debemos definir en qué consiste el decrecimiento, pues podemos hablar de un decrecimiento justo y otro fake para utilizar una expresión muy de moda. Y en este segundo caso está el que defienden algunos sectores: que vengan menos turistas, pero con más dinero. Esto sería elitizar el turismo, que contradice el hecho de ver el turismo como un derecho y que además fomenta la contaminación, pues muchos de los turistas utilizarían sus propios jets privados, se alojarían en hoteles que consumen más recursos y que fomentaría todavía más el alza de los precios de las viviendas... Un turismo que además de dejar más huella ecológica, fomentaría la desigualdad. Así que, decrecer para llegar a esto, pues no. Ese no es el decrecimiento que debemos tratar.

Otra palabra un tanto malgastada es «desestacionalización».

Si analizamos el índice de presión humana vemos que la estacionalidad ha aumentado, que aumenta año tras año el número de personas que viven en la isla en los días punta. Por tanto, algunos pueden afirmar que el turismo se desestacionaliza y que la masificación solamente se produce en unos pocos días concretos, pero no es cierto, los análisis dicen lo contrario, así que como dicen los anglosajones, «Bussines as usual», todo sigue igual, aunque se nos diga que la cosa cambia. Michael Hall, un referente por lo que al turismo se refiere, cambia la frase por «Brundtland as usual», refiriéndose al informe de les Naciones Unidas que redactó Gro Harlem Brundtland y en el que aparece por primera vez el concepto de desarrollo sostenible, el que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Para Hall, en el tema del turismo, cambiamos algo para que todo siga igual.

Lampedusa aplicado al turismo.

Claro. Mire, el turismo, no nos engañemos, es un negocio, una industria más, y, por tanto, a los que lo impulsan les interesa aumentar plusvalías y ganar dinero. Y todo ello asociado al crecimiento del aeropuerto, al de la desaladora, al de la construcción de más carreteras, etcétera.

Y ¿qué se propone desde el ámbito científico y académico?

Primero, con datos, hacer ver la realidad, desmentir los fakes como el que hemos citado antes. Pero también poner sobre la mesa dónde y en qué debemos recortar. Promover el debate, en definitiva. Y, una cosa muy importante en ese debate es plantear no solamente el número de personas que vienen sino la desigualdad que se genera con la mercantilización del turismo, con la turistificación, que es algo diferente a la masificación. Debemos analizar la cuestión turística, pero también sobre el porqué de la misma, conocer las situaciones y averiguar por qué se producen. Investigar, en definitiva. Y le diré que quedan muchos puntos sobre los que debemos y podemos investigar, la influencia del turismo sobre el medio ambiente, por ejemplo, es uno de ellos.

Ha hablado de turistificación.

Se lo explico con ejemplos claros. Imagine que usted está abonado a una piscina municipal y que ésta se abre también al turismo, entonces podremos llegar a una masificación, pero motivada por el turismo. A eso llamo turistificación. La turistificación viene cuando la gestión del servicio público se realiza con criterios empresariales, sin pensar en el usuario inicial, que, en el ejemplo de la piscina, era el abonado local. Otro ejemplo: el uso de una playa por parte de una empresa que monta un beach club. En resumen, la turistificación es masificar con criterios económicos utilizando a los que vienen de fuera.

Pero claro, tenemos la geografía y el clima que tenemos, dirán los defensores del modelo.

Durante la pandemia, la gente continuó viviendo sin hacer turismo. Viajar a Mallorca no es una necesidad vital para el ser humano.

Usted ha escrito sobre la hostelería circular. ¿A qué se refiere esta expresión?

Gestionar mejor la energía utilizada en el turismo, en la hostelería en concreto, desde sus inicios, controlando su transformación, mirando de perder lo menos posible. Según la termodinámica, consumir energía implica generar entropía, perder algo a través de su conversión en calor, por tanto, debemos mirar de que esa pérdida sea la mínima posible.

Y en todo esto, ¿dónde metemos el alquiler vacacional?

Llegó hace veinte años y se legalizó en 2005, a partir de las presiones de la pequeña burguesía mallorquina que quería formar parte del negocio turístico. Con el tiempo y con la especulación inmobiliaria ha conseguido un aumento de precio de la vivienda hasta llegar a precios inaccesibles. Creo firmemente que deberíamos erradicar el alquiler turístico, dejando caducar las licencias y no renovarlas. Sé que decir esto me creará enemigos, pero no hay otra solución para el acceso a la vivienda. Por otra parte, los turistas deben alojarse en los lugares propios, como son los hoteles, no en viviendas que están situadas en zonas residenciales, con sus escuelas, sus centros sanitarios y en las que los vecinos deben descansar para poder ir a trabajar al día siguiente. La convivencia es una cosa y el turismo otra. Y aquí entra la utilización del impuesto sostenible, por parte de la administración, para construir viviendas, cosa que se ha hecho hasta el año pasado. Y aquí aparece otra línea de investigación y en la que están trabajando profesores de la Universitat como Marc Fuster: en qué y cómo se ha utilizado el impuesto turístico.

Usted también ha acuñado la expresión «Domesticar el turismo».

(Sonríe) En el fondo es un juego de palabras según el cual queremos indicar la necesidad de fomentar el turismo doméstico, el local. Una expresión con doble sentido que, si no otra cosa, al menos crea cierto impacto.

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