El PP tiende una trampa a Galmés

Hay algo peor que pactar 110 puntos con Vox, y es haber consentido que la ultraderecha moderada le imponga un cordón sanitario al PP en el Govern. Se puede criticar a Jaime Martínez y a Llorenç Galmés por dar un paso adelante y otro atrás, pero la maniatada Marga Prohens es incapaz de dar un paso ni adelante ni atrás, a falta de decidir si se ha colocado voluntariamente las esposas.

En la esfera supramunicipal, Galmés mantiene al menos unido su gobierno insular de PP/Vox. Mientras tanto, el Govern ve dinamitadas sus sucesivas propuestas turísticas o urbanísticas, aunque triunfe a cambio en el exhibicionismo y el desfile de modelos. El giro de tuerca malévolo dictamina que el propio PP le está tendiendo una trampa a Galmés, cediéndole las decisiones concretas y en la confianza de que se asfixiará por la toma de decisiones. Este combate subterráneo no puede sorprender a quienes contemplaran las hostilidades encubiertas entre el Consell de Cati Cladera y el Govern de Francina Armengol.

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En la definición canónica de Paul Ormerod, el éxito mide la relación entre la intención de un político y sus resultados. El Govern puede proclamarse triunfador por ausencia de intenciones, en tanto que el traicionado Galmés será juzgado por sus decisiones concretas. Retirar el carril VAO (Vía para Automóviles Oficiales) es la medida más efectiva acordada por la derecha desde 2023. Por desgracia, la liberación de la Vía de Cintura de las garras woke de Podemos cursa con el sabor amargo de una elevación de la velocidad a cien, para reducirla a continuación a sesenta. Al igual que sucede con la limitación de coches, cualquier desliz de Galmés será aprovechado por sus enemigos del PP, la izquierda es solo un adversario desdentado.

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