Cinco años de los primeros contagios de covid

Cómo lo vivieron los rostros más mediáticos de la pandemia en Baleares: «Lo peor era anunciar el número de muertos todas las semanas»

Javier Arranz y Eugenia Carandell, dos de los rostros más mediáticos de la pandemia en Baleares, recuerdan cómo fue estar en el ojo del huracán: «Es fácil hablar de errores ahora, con lo que sabemos; entonces no teníamos información»

Carandell y Arranz en una de las múltiples ruedas de prensa que ofrecieron para informar sobre la pandemia. | DM

Carandell y Arranz en una de las múltiples ruedas de prensa que ofrecieron para informar sobre la pandemia. | DM

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Palma

La crisis del coronavirus cambió las caras habituales en los medios de comunicación. Colocó en primera línea a personajes hasta entonces no tan conocidos que afrontaron el papel de transmitir a la población decisiones muy complejas. Dos de aquellos rostros fueron los de Javier Arranz y Eugenia Carandell, por aquel entonces portavoz del Comité Autonómico de Enfermedades Infecciosas y directora asistencial del IB-Salut respectivamente. Cinco años más tarde, la pandemia ha pasado a ser historia y ambos trabajan como médicos, pero recordarán toda la vida esa etapa en el ojo del huracán. «En general fue duro, pero creo que lo peor era anunciar el número de muertos todas las semanas. Equivocarme en eso era terrible, sentía la presión de ser claro y respetuoso», reflexiona Arranz.

Ambos ofrecieron múltiples ruedas de prensa junto a otras autoridades para anunciar no solo las cifras de fallecidos y contagios, sino también normas y restricciones que no siempre contentaron a todos. «Es fácil hablar de errores ahora, con lo que sabemos; entonces no disponíamos de toda la información», comenta Arranz. Echando la vista atrás, apunta que hubiera sido mejor implantar ciertas medidas antes, reforzar la Atención Primaria para que no recayera toda la carga sobre los hospitales o plantear de otro modo los confinamientos. «Pero en aquel momento no había margen para la certeza», comenta. En su día lo llegaron a conocer como el Fernando Simón mallorquín. Su reflexión gira en torno a la necesidad de fortalecer la red de salud pública y de disponer de reservas estratégicas de material, algo que, a su juicio, «no se tuvo en cuenta antes de la pandemia y que es esencial para afrontar futuras crisis».

Reconoce que la covid lo impulsó a retomar su vocación más directa con el paciente: «Cuando hubo la epidemia de ébola quise irme a Sierra Leona, así que echar de menos la primera línea forma parte de mi forma de entender la medicina». Concede esta entrevista telefónica desde Etiopía, donde trabaja con la ONG Llevant en Marxa atendiendo a comunidades nómadas y tribus con escasos recursos: «Si estudié Medicina fue para esto. Si puedo ayudar, debo hacerlo. Y esa convicción se me reforzó durante la covid», añade.

Javier Arranz

Javier Arranz. / B. Ramon

La llegada de las primeras vacunas: un buen recuerdo

Eugenia Carandell recuerda esa etapa todavía perpleja: «Veíamos las noticias sobre China y no pensamos que nos tocaría tan de cerca», confiesa. La que para entonces era directora asistencial del IB-Salut recuerda las primeras semanas en Baleares como «una calma tensa», hasta que cayó el primer caso. «De pronto, todo fue a un ritmo vertiginoso. Empezamos a trabajar sin horario, organizando reuniones con técnicos, internistas, epidemiólogos y microbiólogos para intentar anticiparnos a un posible desborde en los hospitales», relata.

Para Carandell, la lección que dejó la pandemia es la importancia de la sanidad pública: «Sin embargo, al salir de la crisis, parece que olvidamos esa necesidad de impulsar el sistema público con el músculo suficiente para anticiparse a futuras pandemias», comenta. Uno de los recuerdos que conserva con más emoción es la llegada de las primeras vacunas al archipiélago: «Venían custodiadas por militares, casi diría que fue solemne. Esa imagen nos transmitió esperanza a todos», subraya. Ahora trabaja en un dispositivo asistencial que atiende a las residencias de ancianos: «Puede que me haya decantado por esto por lo que vivieron los geriátricos. Su vulnerabilidad me marcó. Ahora ayudo a prevenir y mejorar la atención que reciben», comenta.

Con cinco años de perspectiva, ambos piden no perder de vista todo lo que se aprendió. Insisten en reforzar la salud pública y ser responsables ante nuevas amenazas: «Si algo hemos aprendido es que la atención colectiva es tan importante como la individual. Hay que dotar de recursos a la vigilancia y a la prevención tanto como lo hacemos con los quirófanos o las urgencias», reflexiona Carandell.

Ambos asumieron un papel fundamental en plena tormenta; hoy, alejados del foco mediático, continúan ejerciendo con el convencimiento de que la mejor defensa frente a cualquier pandemia es un sistema de salud fortalecido.

Eugenia Carandell, durante la entrevista que concedió a este rotativo.

Eugenia Carandell, en una imagen de archivo. / Guillem Bosch

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