Boulevard

Los madrileños ocupan el consejo de la Academy de Nadal en Mallorca

Los cuatro ‘managing partners’ del fondo GPF acceden a asientos en el órgano rector del complejo del tenista en Manacor

Una de las dos pintadas al menos que han aparecido sucesivamente esta semana en bancos del Molinar, parece que alguien empieza a darse cuenta de la magnitud y ubicación del problema.

Una de las dos pintadas al menos que han aparecido sucesivamente esta semana en bancos del Molinar, parece que alguien empieza a darse cuenta de la magnitud y ubicación del problema.

Matías Vallés

Matías Vallés

Rafa Nadal anunciaba en persona en noviembre de 2023 que su Academia acometía «la expansión internacional de la mano de GPF», uno de esos fondos de inversión madrileños cargados de apellidos. Se hablaba eufemísticamente de «asociación», se escamoteaba una entrada masiva en el accionariado de unos 85 millones de euros vía Luxemburgo, a cambio del 45 por ciento de la empresa. El descubrimiento esta semana de la propiedad compartida no ha corrido a cargo del tenista. Y hay más, porque los nouvinguts no copan pero ya ocupan los consejos de administración del entramado de la Rafa Nadal Academy.

La mallorquinidad del complejo del tenista se ha diluido a la mitad. Los cuatro managing partners de GPF cuentan desde el pasado febrero con un asiento en los consejos de administración de Centre Esportiu Manacor, S.L., International Tennis Academies S.L., R. Nadal International School, S.L. y así sucesivamente. Se trata de Ignacio Olascoaga Palacio, Lorenzo Martínez de Albornoz Torrente, Martín Rodríguez Fraile Huete y Guillermo Castellanos O’Shea. La presidencia de la matriz corresponde todavía al padre del tenista y administrador de su fortuna, Sebastián Nadal Homar. Sin embargo, los recién llegados también adquieren la condición de apoderados, con funciones ejecutivas. Han venido a dirigir, gestionar y supervisar. Y están a un voto de la mayoría, en un órgano rector completado con el círculo íntimo del catorce veces campeón de Roland Garros.

El tenista Rafa Nadal Parera no figura en ninguno de los cargos de las sociedades citadas, pero su Academia es literalmente un privilegio, una ley privada como se verá. Las generosísimas concesiones efectuadas por Mallorca no contemplaban en ningún caso una propiedad compartida, que puede ser el peldaño hacia una venta al exterior que desdibuje la vinculación emocional del proyecto. Para demostrarlo, vayamos por legislaturas:

2003-2007, Matas II. La sintonía con el Govern del PP era absoluta. Rafa Nadal viajó en 2006 a la World Travel Market de Londres, para presentar el torneo Mallorca Classic de golf junto al president. No cobró por su participación en la feria turística (véase más adelante), y declaró que estaba «encantado de promocionar a mi tierra». Había una contrapartida, el embrión de la Rafa Nadal Academy. En 2005 se había firmado el protocolo entre Matas y Nadal para «la construcción de un centro de tecnificación financiado por el Govern en Manacor». La derrota del PP interrumpió el desarrollo del convenio, y obligó a negociar con el segundo Pacto de Progreso.

2007-2011, Antich II (Armengol). En junio de 2008, Nadal se descolgaba con un lapidario comunicado de su empresa de representación IMG, International Management Group, mediante el que rompía su colaboración con el Govern para la promoción de Balears. El tenista alegaba el incumplimiento del compromiso de crear un centro de alto rendimiento en Manacor.

Cundió el pánico entre los progresistas, que en diciembre de ese mismo año ya restauraban la labor promocional de Nadal, mediante un acuerdo con el Instituto Balear de Turismo (Ibatur). La campaña que fue gratuita con Matas iba a costarle nueve millones de euros a la izquierda, seis de ellos para el deportista. Y eso no fue todo, porque los socialistas autorizaron en febrero de 2011 el protocolo «entre el Govern (Antich), el Consell (Armengol) y el señor Rafa Nadal Parera, para poner en marcha un centro de referencia internacional del tenis en Manacor». A continuación, el PSOE lo declaró «de interés autonómico». De nuevo, la derrota del Pacto interrumpió brevemente la gestación.

2011-2015, Bauzá. El president madrileño de Balears se sumó entusiasta al proyecto. El Boletín Oficial del Estado publicaba en junio de 2012 la «Ley de medidas urbanísticas para la ejecución del Centro Internacional de Tenis Rafael Nadal». Una ley unipersonal, con nombre y apellidos. Por si no quedaba claro, «Rafa Nadal Parera» aparecía en el primer párrafo, y en el cuarto se destacaba que el centro estaba condenado a triunfar al venir «asociado a la maestría de Rafael Nadal». Todo ello hacía innecesarios «la evaluación de impacto ambiental» y «los actos de control previo municipal». Era una Ley de Ausencia de Medidas Urbanísticas.

2016-2024, Armengol. El comportamiento del tercer Pacto de Progreso incurre en lo pornográfico, al autorizar en 2018 la explotación hotelera de la Academy mediante una enmienda a la Ley de Vivienda concebida para afrontar la crisis habitacional. Gracias, PSOE, Més y Podemos. Los dos últimos se encabritaron, pero solo un poquito. Sin informe medioambiental, sin interferencia de la conselleria de Turismo. A la carta más alta.

En la imagen que hoy nos ilustra, recogemos las pintadas que han florecido esta semana en los bancos del Molinar. Dos por lo menos y sucesivamente, con letras de molde, se diría que la ciudad empieza a darse cuenta de la ubicación y magnitud del problema.

Reflexión dominical tecnócrata: «Cuando dice ‘Hágase la luz’, el Ser Supremo se convierte en el primer ingeniero».

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents