Trump da el primer paso para liberar al superyate ruso Tango, confiscado en Mallorca desde hace casi tres años
El presidente estadounidense desmantela la Fuerza Operativa KleptoCapture, creada en marzo de 2022 por la administración Biden para confiscar activos de oligarcas rusos
La incautación del lujoso yate de Viktor Vekselberg en Palma en abril de 2022 fue la primera operación del "ajuste de cuentas" de Estados Unidos contra los millonarios con estrechos lazos con el Kremlin

Yate Tango / Miguel Vicens

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado esta semana el primer paso para liberar al superyate ruso Tango, confiscado en la cárcel de oro del Club de Mar de Mallorca desde hace casi tres años y propiedad del oligarca Viktor Vekselberg, amigo de Vladimir Putin.
El Tango fue la primera víctima de la denominada Fuerza Operativa KleptoCapture de Estados Unidos, desmantelada ahora por Donald Trump y creada por la administración Biden en marzo de 2022 para confiscar los activos de los oligarcas rusos como medio para castigar a Rusia por su invasión de Ucrania.
"No escatimaremos esfuerzos por investigar, detener y procesar a aquellos cuyos actos criminales permiten al gobierno ruso continuar esta guerra injusta. Si violan nuestras leyes, los haremos responsables”, amenazó durante su presentación el entonces fiscal general Merrick B. Garland. A lo que la fiscal adjunta, Lisa O. Monaco, añadió: “Oligarcas, tengan cuidado, utilizaremos todas las herramientas para congelar y confiscar sus ganancias delictivas”.
Sin embargo, el pasado jueves, como informó la agencia Associated Press, el Departamento de Justificia estadounidense desmanteló el programa. "Los abogados asignados a esas iniciativas deberán regresar a sus puestos anteriores, y los recursos que actualmente se dedican a estos esfuerzos se comprometerán a la eliminación total de los cárteles y las OTC, acrónimo inglés para designar lo que la administración Trump denomina "Organizaciones Criminales Transnacionales".
Dos meses después de aquella advertencia, el 4 de abril de 2022, el yate Tango de Viktor Vekselberg, era confiscado en el Puerto de Palma, en una operación conjunta del FBI y la Homeland Security Investigations (HSI), con el apoyo de la Guardia Civil, cuyos agentes, además, accedieron al interior del buque y se incautaron también diversa documentación y dispositivos informáticos.
Según contó en aquel momento el New York Times, el gobierno de Estados Unidos quedó tan satisfecho de aquella primera incautación relámpago en Mallorca que publicó un video en YouTube del momento en que agentes del FBI y autoridades españolas subián a bordo del yate de Viktor Vekselberg, valorado en 120 millones de euros y con una eslora de 75 metros, convirtiéndose en ese momento en primer gran premio del gobierno de Estados Unidos en su campaña contra multimillonarios con estrechos vínculos con el Kremlin.
Sin embargo, en estos casi tres años, Estados Unidos no tomó ninguna decisión con respecto al yate Tango, ni tampoco con respecto al resto de bienes confiscados a oligarcas rusos, aunque en el mismo mes de abril de 2022 la Cámara de Representantes aprobó por abrumadora mayoría un proyecto de ley que instó al presidente Biden a vender los activos de lujo congelados de los oligarcas rusos afectados por las sanciones y utilizar los fondos para proporcionar ayuda militar y humanitaria a Ucrania.
El magistrado federal Zia M. Faruqui, que aprobó la incautación en Mallorca, calificó en aquel momento la búsqueda del yate por parte de un nuevo equipo del Departamento de Justicia llamado Fuerza Operativa KleptoCapture como “el comienzo del ajuste de cuentas que aguarda a quienes facilitarían las atrocidades de Putin”. Ahora Donald Trump ha dado por finalizado ese ajuste de cuentas y dado una nuevo enfoque a la política estadounidense con Rusia.

Vista de la popa del yate ruso Tango, confiscado por Estados Unidos, en su amarre del Club de Mar / Miguel Vicens
Un yate impoluto y una factura para Estados Unidos de 30 millones de euros
Cinco meses después de ser confiscado, el yate Tango fue trasladado desde los pantalanes de Astilleros de Mallorca al Club de Mar, donde todavía permanece, dejando una factura durante casi estos tres años cercana a los 30 millones euros que ha pagado religiosamente Estados Unidos, perfectamente cuidadano y mantenido a diario por una tripulación que en ningún momento ha permitido que la nave mostrara el menor signo de abandono.
Vekselberg se hizo construir el yate Tango en el 2011, dotándolo de una prestaciones superlativas pese a sus 78 metros de eslora, pues es capaz de alcanzar los 22 nudos. Los interiores están entregados al lujo. Los alojamientos para doce huéspedes se encuentran en la cubierta principal, mientras que hay una cubierta privada para los propietarios con su propia zona de asientos en popa, un camarote de manga completa, es decir todo el ancho del barco, y un estudio independiente. También cuanta con una piscina a contracorriente para hacer deporte, un salón de masajes y belleza y una amplia cubierta de sol con cine al aire libre, sin contar con alojamiento para 20 tripulantes.
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