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Luis Arboledas, músico y médico por este orden: "Harán muy mal si no me proponen para dirigir IB3"

Luis Arboledas, músico y médico por este orden

Luis Arboledas, músico y médico por este orden / Guillem Bosch

Matías Vallés

Matías Vallés

Luis Arboledas (Madrid, 1957) es un «madrileny reciclat», que tocó la gloria con Ossifar. Sigue empeñado en la Música y la Medicina, por este orden. Es el Inspector Médico del Personal Docente, «estricto, rígido y cabrón».

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Conoce alguna ventaja de envejecer?»

Que la pérdida de memoria te ayuda a olvidar la edad que tienes.

No sé por qué pierde el tiempo aquí, cuando IB3 anda buscando un director.

Harán muy mal si no me proponen para dirigir IB3. Conseguiría lo más difícil, bajar su audiencia, es un auténtico reto.

¿A los profesores de Balears les gusta hacer novillos?

Tenemos el colectivo docente del país con menos absentismo laboral. Son 14.000 enseñantes y menos del cinco por ciento están de baja. Se dice que una empresa va bien si no supera el diez.

¿Quiere ser recordado por Ossifar?

Claro, es una de las pocas cosas de las que me siento orgulloso. No lo estoy de ser médico, una gilipollez porque cualquiera puede serlo. Pero todavía hay gente que te pide autógrafos o un selfi.

¿Cuál fue el récord de audiencia de Ossifar?

Gordo, gordo, ocho o nueve mil personas en la Plaza de Toros, fuimos el primer grupo mallorquín que consiguió llenarla. Te impresiona un huevo y te pone, es un chute. También alucinas un poco, te preguntas cómo es posible, porque conoces los entresijos del espectáculo y tus limitaciones.

¿Hoy le cancelarían por las canciones de Ossifar?

Hay temas que ahora no podemos cantar, porque no poníamos freno sino desenfreno a nuestra educación machista. Ahora bien, adaptando un poco Ossifar a los tiempos actuales, seguiría funcionando y en eso estamos.

¿Se cortaban a la hora de componer?

Nunca, ni nos lo planteábamos.

Algunos odios son muy sanos.

Evidentemente, con los años te vuelves más flexible y tolerante, así que ahora abomino hasta del Madrid, así como de los partidos o las religiones en su conjunto.

¿Le sorprenderíamos revisando sus recuerdos?

No me pillarían con los recuerdos materiales, pero sí a solas tocando las canciones de Ossifar, solo que ahora afino. Lo hago hasta que mi esposa o mi hija me interrumpen con un «deja de tocar esto». Es una suerte vivir con alguien que te recuerda que eres imbécil.

Vayamos con su caída del caballo socialista.

Llegué a vocal del consejo político de Palma del PSOE, Aina Calvo me ofreció una concejalía pero rehusé por egoísmo, porque ganaba menos. No hubo rebelión, pero te empiezan por molestar los prejuicios de tu partido, y te vas deslizando hasta que te preguntas qué hago yo aquí.

A usted no le extrañó que Koldo llamara «cariño» a Armengol.

No me extrañó en lo más mínimo, y seguro que alguna vez es ella quien le dice «cariño» a Koldo, porque utiliza esta palabra y es muy cariñosa. No voy más allá.

Armengol amenaza con regresar.

Volverá a ser candidata, no puede dejar el rebaño en manos de Negueruela, a quien Prohens estaría encantada de tener enfrente. Además, Armengol tiene ahora un gran protagonismo, expuesta en lo alto del gallinero.

Algo habrá que votar.

Últimamente, solo sé lo que no hay que votar. Tengo una tendencia zurda, pero no te puedo añadir nada más.

¿El médico se vacuna?

Soy adicto a las vacunas. Estoy al tanto de todo lo que sale, a excepción de la vacuna del papiloma humano, que no me corresponde.

También fue pionero en la digitalización.

Fui un fanático que en 1993 ya utilizaba internet, cuando nadie lo hacía, con un modem a paso de carreta y pagando una línea telefónica. Les explicaba a mis amigos en qué consistía un correo electrónico, y me replicaban que «no me jodas que se puede hacer eso».

En el fondo, usted se toma en serio.

Muy en el fondo. A medida que cumples años, vas cuesta abajo cada vez más deprisa. Tanto que empiezo a perderle miedo a palmarla. Están todos esos que no quieren dolor, pero tal vez haya que sufrir un poco, siempre sin dar el coñazo.

No sé si me ha contestado a la imagen que tiene de sí mismo.

Si cuando te miras al espejo no ves a un gilipollas, tienes un grave problema.

Luis Arboledas, ¿sátiro o satírico?

O sádico satírico. En cuanto a sátiro, pues sí, pero es la parte que menos controlas. Te contestaré como un político, depende del momento.

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