El jurado afirma que la víctima de sa Pobla sufrió una larga agonía y respalda la máxima pena contra Ali Khouch
La fiscalía y la familia de la mujer piden la prisión permanente revisable y que cumpla un mínimo de 30 años de cárcel

Redacción Digital
Tres días ha necesitado el jurado popular para alcanzar un veredicto de culpabilidad contra uno de los asesinatos más brutales ocurridos en Mallorca en los últimos años y que, por primera vez en Baleares, se ha pedido que se aplique la máxima condena que establece el código penal, que representa la prisión permanente revisable. No se trata de la cadena perpetua, pero el acusado tendrá que aguardar un periodo mínimo de 25 años en una cárcel antes de que los tribunales revisen su caso y decidan si merece la libertad.
El acusado es Ali Khouch, de 39 años, que él mismo se había confesado autor del asesinato de su mujer Warda, de 28 años y embarazada de 21 semanas, y de su único hijo Mohamed, de siete años, al que quitó la vida estrangulándolo con sus propias manos. Los hechos ocurrieron en el domicilio familiar, ubicado en sa Pobla, en la noche del día 16 de mayo del año 2021, si bien el acusado no fue detenido hasta el día siguiente, cuando el mismo avisó a la Policía y dijo que quería entregarse. Antes había enviado un mensaje al hermano de Warda, indicándole que la había asesinado. En el periodo entre el asesinato y la entrega, acudió a Son Banya a comprar droga, pero no ha quedado demostrado que pasara la noche con una prostituta, como se apuntó en la investigación.
Para el jurado ha quedado más que demostrado que Warda Ouchene, la víctima “sufrió una lenta y larga agonía”, sin la más “mínima posibilidad de defenderse de su esposo”, que primero la golpeó con un cincel en la cabeza y más tarde la estranguló con sus propias manos y por la espalda, hasta que dejó de respirar. Después también estranguló a su primogénito, aunque no ha quedado demostrado que el niño presenciara el ataque a su madre.
Debido a las consecuencias que suponía esta decisión para el acusado, el jurado ha permanecido tres días incomunicado, discutiendo los pormenores del caso, hasta que se ha alcanzado un veredicto, que ha sido comunicado a última hora de la tarde de hoy. No se discutía la autoría del doble crimen, sino las atenuantes que planteó el abogado, que era que Ali Khouch había actuado bajo los efectos del alcohol y las drogas, y el hecho de que fuera él quien decidiera entregarse y confesar lo que había ocurrido. El jurado, finalmente, ha considerado que no está demostrado que en el momento de los hechos el acusado actuara bajo los efectos del alcohol, ni tampoco de las drogas, porque después del crimen fue capaz de cerrar la puerta del domicilio con llave y conducir con su propio coche hasta Palma, donde pasó la noche, hasta que al día siguiente se entregó y confesó el doble crimen. Lo único que acepta es que, en efecto, fue él mismo quien confesó cuando al día siguiente llamó a la Policía para entregarse.
El veredicto del jurado no ha podido ser más contundente. Ha declarado culpable al acusado del asesinato de su esposa, del bebé que esperaba y de su hijo de siete años, al que antes de matarlo, y en muchas ocasiones, había maltratado. Por esta razón, el jurado también ha condenado al agresor por los anteriores episodios de violencia familiar que tuvieron que sufrir la esposa y el menor. Pero es que además, también se le condena por los malos tratos infringidos contra las dos víctimas. El jurado ha aceptado la atenuante de confesión, pero únicamente por el asesinato de su mujer, no así del niño, ya que en ningún momento, al avisar al familiar de su pareja, le anunció que también había matado a su hijo. Solo confesó a su cuñado que había asesinado a su mujer. La muerte del niño se descubrió cuando se pudo acceder al domicilio. También considera demostrado el jurado que el acusado conocía que su mujer estaba esperando su segundo hijo, entre otras cosas porque el embarazo era visible.
La fiscalía, inicialmente, solicitaba por el asesinato de la mujer la pena máxima, que es la prisión permanente revisable, más otra condena de 25 años de prisión por la muerte violenta del menor. Sin embargo, tras el resultado del juicio, el fiscal superior de Baleares, Julio Cano, ha reclamado 25 años por el asesinato de la mujer y la prisión permanente revisable por la muerte violenta del menor de siete años. Es decir, ha modificado el orden de las condenas. Ha solicitado a la juez que expresamente determine en la sentencia que este caso no revise hasta que el acusado haya cumplido un mínimo de 30 años efectivo de prisión. También ha planteado la posibilidad de que sea expulsado a su país, Marruecos, cuando se encuentre en tercer grado.
La familia de la víctima también ha reclamado la prisión permanente revisable para el acusado, así como una elevada indemnización, que difícilmente podrá pagar, para los padres y los hermanos de la mujer asesinada.

El sentenciado del crimen de sa Pobla, Ali Khouch / B. Ramon
La defensa ha pedido que se imponga la pena mínima por estos delitos y que su cliente sea expulsado a Marruecos cuando consiga el tercer grado penitenciario.
En este juicio no se ha tenido la posibilidad de escuchar la versión del acusado, que solo quiso contestar a su abogado, para interpretar el papel de que había actuado bajo los efectos de las drogas. Eso sí, en el turno de última palabra, dijo que estaba muy arrepentido. Sin embargo, esta estrategia ha tenido poco efecto, porque el jurado no se ha creído que las drogas o el alcohol tuvieran ningún influencia en el crimen. Mató a su esposa “porque se sentía superior a ella por su condición de mujer”, según se indicó en la lectura del veredicto.
Y es que los familiares de la mujer habían descrito a este asesino como un individuo muy violento, de un comportamiento frío, que nunca respetó a la madre de su único hijo, ya que la solía agredir con frecuencia, hasta el extremo de que ella le había denunciado. La mujer le había abandonado, pero siempre había regresado a casa al hacer caso a las presiones que recibía de la familia de su esposo, que no aceptaba la separación del matrimonio. El acusado había sido condenado en una ocasión por el maltrato cometido sobre su pareja.
La noche de los hechos el acusado llegó a su casa. Allí estaba Warda junto a su hijo. De pronto empezó una discusión por un motivo que ni siquiera se ha podido aclarar. Lo cierto es que esa noche el marido agarró un cincel y con este objeto golpeó la cabeza de la mujer. Ella sobrevivió al golpe, pero no pudo hacer nada cuando su marido la agarró por el cuello con tanta fuerza hasta que le provocó la muerte por asfixia. La víctima sufrió una larga agonía antes de que dejara de respirar, según ha declarado probado el jurado popular. El niño de siete años se convirtió, de pronto, en el único testigo de ese brutal asesinato, pero no lo fue mucho tiempo. Su padre fue hacia él, le agarró por cuello y, al igual que había hecho instantes antes con su madre, le estranguló hasta que le dejó sin respiración.
Durante los días que se ha prolongado el juicio el acusado ha permanecido cabizbajo, consciente de la gravedad de lo que había hecho y el futuro incierto al que se enfrentaba.
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