Mallorca necesita fontaneros

Mallorca necesita fontaneros

Mallorca necesita fontaneros / Pixabay

Matías Vallés

Matías Vallés

A Geoffrey Hinton, psicólogo pero vigente Premio Nobel de Física y padrino de la Inteligencia Artificial tras haber aplicado las redes neuronales a los cerebros inhumanos, le preguntan qué empleos sobrevivirán a la imparable IA. Tiene que reflexionar un momento:

-Los fontaneros.

Mallorca necesita pues fontaneros, el resto será implantado tecnológicamente. Por desgracia, todos los trabajos exigen una formación que en la isla no solo se consideraba innecesaria, sino nociva. Distraía a los jóvenes del único objetivo monetario. En los años 90, la Unión Europea se escandalizaba con su lenguaje tecnocrático de que una región rica como Balears, situada en aquel entonces por encima de la media europea, estudiara tan poco. Treinta años más tarde, se mantiene el desprecio educativo sin que los Governs de PP y PSOE hayan avanzado al respecto. Con el agravante de que otras autonomías han asimilado la reflexión de Hinton, y preparan a conciencia a sus fontaneros.

Por fortuna, Antoni Vera es el único conseller que se toma en serio el Govern PP/Vox. Su dictamen de que «nos los hemos de replantear todo», tras «los muy malos datos» de abandono escolar, supone un excelente punto de partida y contrasta con el «no sabe/no contesta» que define al ejecutivo balear. La propuesta del titular de Educación sobre un premio económico a la profesionalidad también es irrefutable.

Ahora bien, para que salarialmente se valore la formación como pretende Vera, esa formación ha de ser valiosa. Un joven mallorquín que tenga una casa o cobre la comisión de una gran compraventa inmobiliaria antes de cumplir los cuarenta, adquiere una ventaja que los miembros de su generación no pueden igualar en cuarenta años de carrera laboral en la isla. Esta injusticia, tolerada y promovida por lo sucesivos Governs, conlleva que los mejores cerebros mallorquines estén trabajando fuera, y cobrando cifras que aquí son inimaginables. Porque Mallorca vive de propinas.

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